Las negociaciones
entre el fondo español y RIU se han puesto en marcha como consecuencia
de la ruptura entre la cadena española y el Grupo Baraka, que hace
un año alcanzaron un acuerdo para la compraventa del Edificio España,
y que ahora se acusan de incumplimiento de contrato.
Baraka anunció
una demanda contra la cadena mallorquina por "negarse a escriturar 15.000
metros comerciales del Edificio España ya comprometidos a favor
de Baraka". Se asegura que en junio del pasado año, cuando vendió
a RIU la sociedad propietaria del edificio, ambas partes firmaron un documento
por el que Baraka Renta pasaría a ser propietaria de la zona comercial,
una vez que se avanzara en la construcción del edificio.
Ante el presunto
incumplimiento del contrato, Baraka indica que ha decidido llevar a los
tribunales la disputa y ha solicitado además la paralización
de las obras de reforma del edificio tras "comprobar que no se están
realizando conforme al proyecto pactado y a los informes correspondientes".
Fuentes de
Baraka apuntan que RIU está incumpliendo con los planes previstos
en aspectos clave como el refuerzo de la estructura del inmueble, tal como
demuestra la renuncia de la dirección facultativa de las obras.
"Han decidido aligerar costes en cuestiones que consideramos básicas
y que ponen en riesgo la integridad del inmueble", aseguran desde la compañía.
Baraka traspasó
la sociedad propietaria del Edificio España (que adquirió
el mismo al grupo chino Wanda) a la cadena hotelera y, siempre según
la versión de Baraka, ambas partes habían firmado un documento
mediante el cual la sociedad de Trinitario Casanova pasaría a ser
propietaria de la zona comercial de 15.000 metros cuadrados situada en
los bajos del edificio. Fuentes conocedoras del acuerdo señalan
que el empresario murciano tenía una opción de compra de
ese área. Casanova denuncia que Riu ha incumplido ese pacto. Además,
el empresario murciano ha solicitado que se paren las obras del Edificio
España por, supuestamente, “no realizarlas conforme al proyecto
pactado y a los informes correspondientes”.
El argumento
de Casanova es que en el acuerdo –traspasó el hotel a Riu inmediatamente
después de comprárselo a Wanda– se incluyó que el
espacio de tiendas iba a ser de su propiedad cuando se avanzara en la reforma
del edificio y se realizara la declaración de obra nueva y la escritura
de división horizontal independiente. La propiedad, sin embargo,
niega este extremo y asegura que ya esperaban este movimiento de su socio.
Fuentes de
Riu explicaron que no existe un acuerdo en tales términos: «No
es cierto que Baraka tenga ningún contrato de derecho a compra o
a escriturar en la zona comercial, lo que firmó fue un contrato
de mandato, no representativo, de venta para la búsqueda de inversores
que no ha cumplido». Lo que la hotelera defiende es que brindó
al grupo murciano la oportunidad de buscar un operador para la superficie
comercial a cambio de una comisión, pero en más de un año
no consiguió a nadie.
Riu negocia
vender el área comercial del emblemático inmueble a la firma
de capital riesgo Corpfin, tras romper su relación contractual con
Grupo Baraka, con el que llegó a un acuerdo de venta de este activo
en la operación de compra del edificio.
La cadena española
negocia con Corpfin una opción de venta de 15.000 metros cuadrados
de superficie destinada a retail que, una vez reformado el Edificio España,
tendrá un valor de mercado de unos 200 millones.
"Este acuerdo
simplemente daba un periodo para que Baraka buscara inversores para adquirir
15.000 metros cuadrados de zona comercial, parte de las dos primeras plantas,
a cambio de la correspondiente comisión", señalan a Europa
Press desde Riu. Por ello, "ante la resolución del contrato por
incumplimiento RIU ha iniciado de forma directa un proceso de venta con
un fondo inversor español", señalan desde la cadena hotelera.
Asimismo, RIU ha asegurado que se defenderá ante las instancias
oportunas y advierte de que "se reserva expresamente poder ejercer cualquier
acción en reclamación de daños y perjuicios en todo
lo que afecte a la pretensión de paralización de la obra
y a la reputación de la empresa.
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