La construcción
es diferente”. Hemos oído esta frase siempre que se intentaba implementar
una novedad en un sector reacio a introducir cambios en su modelo productivo.
Sin embargo, las tendencias del mercado son cada vez más claras
y señalan la transformación digital y la implementación
de la industria 4.0 como la única solución para seguir siendo
competitivos en los próximos años.
La tecnología
y la innovación, como en cualquier otro sector de actividad, han
colocado bocabajo los preceptos que nos valían hasta ahora para
poder desarrollar un producto o servicio con demanda en el mercado. El
acceso a la información en cualquier momento y soporte es tan revolucionario
y transversal que no solo es imposible darle la espalda, sino que se ha
convertido en condición indispensable para continuar ofreciendo
un valor diferencial. Las nuevas demandas nos obligan a evolucionar la
oferta, y esa oferta necesita ser más flexible, rápida y
adaptable a los nuevos estilos de vida y demandas del cliente final.
El modelo de
construcción actual se quedará obsoleto en los próximos
10 años si no conseguimos dar una respuesta basada en el aumento
de la calidad a través de nuevas técnicas de construcción
y la utilización de nuevos materiales. De hecho, según datos
de Naciones Unidas, actualmente el 54% de la población mundial reside
en zonas urbanas y se prevé que en 2050 esta cifra aumente hasta
el 66%. España no es ajena a esta tendencia y, según el Ministerio
de Fomento, el año pasado se concedieron más de 80.000 visados
de obra nueva, cifra que supone un incremento del 26,1% respecto a 2016.
Sin embargo, las dinámicas de crecimiento no se podrán mantener
en el tiempo si no se sustentan en un aumento sustancial de la eficiencia
y optimización de los procesos de construcción. Las ciudades
en los próximos años necesitarán de edificios inteligentes
y respetuosos con el medio ambiente que faciliten la vida de sus inquilinos
reduciendo al mínimo su mantenimiento y factura energética.
Actualmente
la capacidad constructiva del sector en España no supera las 70.000
viviendas al año, cifra insuficiente para satisfacer la demanda
del mercado, lo que empuja al alza los precios. Si a ello, además,
le unimos la falta de suelo urbanizable, sobre todo en los entornos urbanos
de las grandes ciudades, las señales que nos indican que debemos
reinventar el sector entre los diferentes agentes implicados se hacen ineludibles.
Los escenarios
de crecimiento permanente de la actividad motivada, principalmente, por
el tirón de la demanda no son realistas. Debemos aprender de lo
ocurrido en los últimos años en España y centrarnos
en ofrecer calidad por la vía de la eficiencia. Si logramos contener
los costes, conseguiremos ofrecer un producto atractivo y accesible en
el mercado, que se ajuste a las nuevas necesidades de los compradores o
arrendatarios. En este sentido, las Administraciones públicas también
tendrán mucho que decir desde su perspectiva regulatoria, fomentando
la construcción de viviendas protegidas y la urbanización
de suelo de calidad.
Otro de los
pilares fundamentales a la hora de implementar un nuevo modelo constructivo
es la cualificación de la mano de obra, ya sea a través del
reciclaje profesional de los trabajadores actuales, o a través de
la formación de las nuevas generaciones. La construcción
en estos últimos años ha dejado de ser un sector atractivo
por la constante fluctuación en la actividad y su contención
en salarios, cediendo así numerosa mano de obra en favor de otras
actividades como la hostelería o el comercio.
Debemos reactivar
el sector formando a profesionales cualificados que conozcan las nuevas
herramientas y tecnologías, y que, en definitiva, aporten un valor
añadido al proyecto en el que participen. Un empleado formado, motivado
y que sepa manejar los nuevos sistemas y procedimientos propios de la industria
4.0 es clave para la transformación del sector. Todo ello solo podremos
conseguirlo siendo disruptivos y aplicando las nuevas tecnologías
a procedimientos que ya calificábamos de óptimos. Y es que
solo con una mentalidad abierta que afronte este nuevo reto sin premisas
y prejuicios propios de un modelo agotado, conseguiremos transformar un
sector que continúa siendo clave para el futuro de la economía
española.
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