El arquitecto
José María Sánchez Laforet desgrana en una tribuna
abierta el proyecto que prevé la construcción de una torre
de 31 pisos y da su opinión sobre el proyecto Residencial Metropolitan
El pasado 28
de Junio la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid acordó
aprobar inicialmente el Plan Parcial del ámbito APR.07.02-M “METRO
CUATRO CAMINOS”, más comúnmente conocido como Las Cocheras
de Cuatro Caminos o Depósito 1 de Metro.
En este lugar
se ubican las históricas Cocheras del Metro de Madrid que surgieron
como parte de las obras de la primera línea que conectó Cuatro
Caminos con la Puerta de Sol y que tenían como función la
de almacén y taller de los trenes. Se trata de unas naves construidas
en 1919 bajo la dirección del famoso arquitecto madrileño
Antonio Palacios, autor de emblemáticos edificios de la capital
como el Palacio de Correos o el Círculo de Bellas Artes.
El Plan aprobado
supondría la desaparición de estas naves históricas,
lo que ha generado un rechazo vecinal importante, así como la oposición
de asociaciones en defensa del Patrimonio como Madrid, Ciudadanía
y Patrimonio, Corazón Verde Chamberí, Sociedad Metropolitano
Histórico de Madrid o el surgimiento de otras ex profeso para la
defensa de este lugar como Salvemos Cuatro Caminos.
Dichas asociaciones
han trabajado arduamente por divulgar el valor del enclave, por su declaración
como Bien de Interés Cultural (BIC) por la Comunidad de Madrid,
lo que las protegería automáticamente de cualquier posible
desarrollo, así como por dar forma a una de las peticiones populares
más representativas como es la de elaborar una propuesta museográfica
detallada para convertir este lugar en Museo del Metro de Madrid, del cual
sorprende que Madrid carezca encontrándose entre los diez sistemas
de suburbano más antiguo de Europa.
¿QUÉ
DICE AL RESPECTO EL PLAN GENERAL DE MADRID?
La destrucción
de este patrimonio hunde sus raíces en el Plan General de Madrid
de 1997 (PGOUM), el cual entendió este lugar como un mero obstáculo
urbano y como un suelo de oportunidad a desarrollar. El citado Plan Parcial
que se ha entregado ahora a la Administración es el documento que
tiene la obligación de diseñar pormenorizadamente el ámbito
siguiendo las estrategias generales definidas en aquél y que fijó
el Ayuntamiento de Madrid hace veintiún años.
En el PGOUM
se ordenaba literalmente “liberar una gran superficie próxima a
Cuatro Caminos, desdoblar el intercambiador bajo la Glorieta, la sutura
de la trama urbana y la obtención de amplias zonas verdes públicas”,
sin ninguna mención a las valiosas naves que en él se ubican.
Más
adelante, en 2014 se aprobó una Modificación del Plan General
que básicamente cambiaba la delimitación del ámbito
reduciendo su superficie pero aumentando considerablemente la edificabilidad
de 42.186 m² hasta 62.510 m² edificables incrementándose
también las dotaciones hasta un mínimo de 27.560 m².
Se añadió además entre los objetivos una indicación
mucho más concreta: “Transformación urbana como resultado
de la eliminación en superficie de las cocheras e instalaciones
infraestructurales de la compañía Metro de Madrid S.A., soterramiento
de todas estas instalaciones”, quedando así fijada en los objetivos
la desaparición de los centenarios talleres.
¿QUIÉN
ES EL PROPIETARIO DE LOS TERRENOS?
Todo quedaba
así bien atado para que Metro, propietaria hasta el momento del
suelo, pudiera subastar los terrenos, finalmente adquiridos por la Cooperativa
Residencial Metropolitan, gestionada por el Grupo Ibosa, que como nueva
propietaria del suelo se encontraba en su derecho de iniciar la redacción
del Plan Parcial y presentarlo ante la Administración municipal,
para lo cual se contrató al estudio de arquitectura “Taller de Ideas”,
codirigido por Carlos Lahoz Palacio, vicedecano del Colegio Oficial de
Arquitectos de Madrid (COAM), en cuya sede se han organizado varios debates
acerca del valor patrimonial de las Cocheras.
¿PUEDO
PARTICIPAR EN EL PROCESO?
Este documento
es el que, tras la aprobación inicial por parte de la Junta de Gobierno,
se encuentra en exposición pública hasta el 6 de agosto,
el cual se puede consultar en este enlace. Cualquier ciudadano puede revisarlo
y plantear, si así lo desea, las alegaciones que estime oportunas,
estando el Ayuntamiento obligado a contestar de forma individualizada y
razonada a cada persona, indicando si se estiman o no sus consideraciones.
Cualquier interesado puede así, teóricamente, introducir
correcciones y modificaciones al Plan.
Desde el punto
de vista de la participación ciudadana es un procedimiento bastante
limitado y se produce en un momento en el que el documento se encuentra
relativamente encajado. Además, exige un conocimiento amplio en
urbanismo resultando farragoso y poco didáctico. Pero en el caso
que nos ocupa, algunos defectos del Plan son tan evidentes que será
difícil no incidir en la resolución final, sumado al gran
número de alegaciones que se esperan dada la fuerza del movimiento
vecinal que ha surgido en torno a las Cocheras.
¿QUÉ
PASA DESPUÉS?
Una vez terminado
este proceso e introducidas las correcciones pertinentes fruto de las alegaciones,
el documento se someterá a la votación del Pleno del Ayuntamiento,
ente encargado de aprobarlo definitivamente a no ser que existan modificaciones
tan importantes que sea necesaria una nueva aprobación inicial.
Previsiblemente,
la votación saldrá adelante con el apoyo del Partido Popular,
históricos defensores del proyecto y en cuyo mandato se modificó
el PGOUM y se iniciaron las tramitaciones, así como con el de Ciudadanos.
Todo parece
indicar que el PSOE se opondrá alegando que es posible la compatibilidad
entre la conservación de las Cocheras y el desarrollo urbanístico
mientras que el Grupo de Ahora Madrid volverá a encontrase votando
a favor con compañeros de viaje que le son extraños, excepto
en las decisiones urbanísticas de los últimos tiempos (Taller
de Precisión de Artillería, Convento de las Descalzas, Canalejas,
etc.), lo que aparentemente provocará una nueva fractura entre los
concejales, apelando unos a la responsabilidad institucional para apoyarlo
y otros a las reivindicaciones vecinales y la defensa del patrimonio para
oponerse.
DESGRANANDO
EL PLAN PARCIAL
Un Plan Parcial
puede convertirse en un verdadero laberinto para los no iniciados por su
lenguaje hermético y técnico por lo que hemos intentado desgranar
los aspectos más relevantes y controvertidos de cara a la exposición
pública actualmente en curso.
PATRIMONIO
EN PELIGRO
Como señalábamos
anteriormente, el desarrollo del Plan Parcial tendrá como consecuencia
directa la desaparición de las Cocheras de Cuatro Caminos, obra
de Antonio Palacios.
¿QUÉ
OPINA LA DIRECCIÓN GENERAL DE PATRIMONIO CULTURAL?
En el desarrollo
del documento, el Ayuntamiento de Madrid, cumpliendo con sus obligaciones,
solicitó un informe a la Dirección General de Patrimonio
Cultural de la Comunidad de Madrid, dirigida por Paloma Sobrini, para evaluar
las piezas de la parcela que pudieran ser susceptibles de protección.
La contestación
obtenida se limita a catalogar tres elementos perimetrales: la embocadura
del túnel, los restos de fachada de la Casa Tuduri a la calle Esquilache
y el cerramiento lateral de la nave-cochera a la misma calle.
Sin embargo,
del informe rubricado por la Directora General, sorprende la falta de rigor
histórico y documental de aseveraciones como: “Aunque en algunas
fuentes aparecen parte de dichas construcciones como obra del arquitecto
Antonio Palacios, en realidad se trata de construcciones de otros técnicos
del equipo contratado por Metro de Madrid, aunque no pueda descartarse
algún tipo de supervisión por parte del arquitecto de Porriño.”
¿De cuáles se trata? ¿Por qué “en realidad”?
¿Son falsas esas fuentes?
La sensación
tras la lectura del informe es la de estar ante una inversión en
la jerarquía que marcan las leyes de patrimonio, anteponiendo los
intereses particulares a la riqueza colectiva que suponen los vestigios
de nuestra historia compartida, protegiéndose únicamente
los elementos que no dificultan el desarrollo urbanístico.
¿POR
QUÉ ES IMPORTANTE CONSERVAR LAS COCHERAS?
Pero incluso
si no aparecieran las firmas de Palacios en los planos originales, la discusión
sobre su grado exacto de implicación se antoja secundaria. Sostener
la importancia del patrimonio en base a la celebridad de sus autores obvia
la incidencia urbana y social que un lugar cómo este tuvo en el
conjunto de la ciudad.
El riesgo,
como está ocurriendo con las Cocheras, es que el debate se centre
en el nivel de singularidad de su arquitectura produciéndose un
efecto de distracción que empaña todas las claves que encierra
el lugar para entender el Madrid de hace cien años y por tanto el
Madrid de hoy. Es preciso pasar de una perspectiva de la conservación
basada en los objetos de catálogo a una mirada relacional, atenta
a los vínculos inmateriales de tipo cultural. Una mirada que sustituya
también como protagonistas a los grandes autores por la gente corriente.
Por otra parte,
el desarrollo de la operación representa un paso más en la
dirección de convertir nuestra ciudad en un “no-lugar”: un espacio
anodino, sin identidad, significado ni memoria; en homologarla a la ciudad
global y genérica a costa de destruir un paisaje singular preexistente
cargado de historia y simbolismo, el cual se podría estudiar y conservar
en un fantástico Museo que nos hablara del pasado industrial de
Madrid. La historia de los orígenes y vida del suburbano es tan
rica como el orgullo de los madrileños por su Metro.
Pero como bien
apuntan los arquitectos Zaida Muxi y Josep Maria Montaner, el sistema urbanístico
no es sensible a estos aspectos y permite hacer “tabula rasa” con las preexistencias
de un lugar, favoreciendo “un proceso de impostación de una falsa
memoria sobre la existente”, “brindando a los promotores inmobiliarios
terrenos limpios y libres de toda construcción”.
LA TORRE
La torre propuesta
en el Plan Parcial constituye el principal elemento de distracción,
no sólo por su altura sino porque a priori infringe la normativa.
Si el grado de autoría de Palacios es lo que nos despista respecto
de la memoria preexistente, la torre es el símbolo que resume todos
los valores de la ciudad genérica que se desea implantar en sustitución
de la anterior y por ello se ha convertido también en el centro
de las críticas vecinales.
Esta construcción,
denominada ya popularmente como la “Horrotorre”, constará de 32
plantas y 92 metros de altura, superando a emblemáticos edificios
como la Torre de Valencia ubicada a las puertas del Retiro o al Edificio
Telefónica de Gran Vía.
¿CÓMO
SE HA “LEGALIZADO” LA TORRE?
El motivo por
el que la torre estaría infringiendo las normas es que el PGOUM
fija una altura máxima para este edificio de 20 plantas más
ático. Sin embargo, para legalizarla se ha recurrido a la fórmula
establecida en el artículo 47.3 de la Ley del Suelo de Madrid, el
cual permite al Plan Parcial modificar determinaciones pormenorizadas definidas
por el Plan General, y la altura y volumetría de la edificación
entran en esta categoría.
El problema
reside en que para que tenga validez esa modificación se ha de justificar
que supone el “incremento de la calidad ambiental de los espacios urbanos
de uso colectivo o la mejora de las dotaciones públicas” y en ningún
caso la torre ofrece nada parecido. El razonamiento utilizado es que se
tuvo que recortar la parcela de la torre para favorecer la permeabilidad
urbana y se mejoraba el soleamiento sobre la zona verde central.
REDUCCIÓN
DE LA HUELLA
Respecto al
recorte, éste implicaría una modificación de las alineaciones
(o bordes) de la parcela, que aparte de imperceptible en los planos, constituiría
un cambio de la misma categoría que la altura de la torre por lo
que necesitaría estar justificado en los mismos términos
y ni si quiera se menciona.
EL ESTUDIO
DE SOLEAMIENTO
El argumento
del soleamiento cae por su propio peso al leer el Anexo 10 del Plan: Estudio
de Soleamiento. Se puede apreciar cómo por las tardes habrá
mayor sombra en invierno sobre la zona verde y mayor soleamiento en verano.
La sombra alcanzará tanto al Parque de Santander como a la Glorieta
de Cuatro Caminos en determinadas épocas del año.
Las conclusiones
del estudio no atienden al espacio público, únicamente responden
a la sombra arrojada sobre la edificación próxima cuyos vecinos
verán cómo ésta cae sobre ellos precisamente en invierno.
Podemos encontrar incluso la comparativa entre la sombra proyectada sobre
el futuro parque de un edifico de 20 plantas y la torre, y aunque se afirma
que mejora el soleamiento en las tardes, podemos observar que la sombra
sobre el mismo es prácticamente idéntica.
¿DESDE
DÓNDE PODRÁ VERSE LA TORRE?
Otra de las
razones por las que esta edificación en altura se ha ganado el descrédito
de muchos vecinos es el impacto visual que supondrá sobre el paisaje
urbano. El Plan Parcial, lejos de reivindicar la torre como un elemento
icónico e identitario para el barrio, como el símbolo de
la operación que viene a sustituir la memoria preexistente por una
nueva, se intenta justificar constantemente, conocedor de los valores negativos
que simboliza una torre en el imaginario colectivo popular y a sabiendas
de lo poco integrada que se verá en el entorno.
Por un lado,
se la define como “icono local” desde el punto de vista de su impacto visual
mientras que en la página siguiente se nos informa de que su efecto
sobre el skyline de Madrid será “muy puntual”, ya que será
“apreciable solamente desde los accesos occidentales a la capital”, lo
cual no parece despreciable a pesar del vocabulario amable y la gramática
desenfadada.
UN LENGUAJE
POCO HONESTO
Este tipo de
lenguaje disimulado y poco honesto, el mismo que se utiliza para ensalzar
la “ligereza, transparencia e integración en el entorno” de la torre,
es el común a lo largo de todo el extenso documento y el típico
en la cultura urbanística reciente, sirviendo en la mayoría
de las ocasiones para disfrazar la realidad, enmascarar situaciones polémicas
e intentar apaciguar rechazos. Pero esto no es casual, como señala
el urbanista Jordi Borja: “Es necesario combatir las palabras, los seudoconceptos
que oscurecen la realidad y justifican los desmanes urbanísticos”.
EL ESPACIO
PÚBLICO Y LA TRAMA URBANA
El diseño
urbano del espacio público en el Plan Parcial parece no tener pega,
hasta que introducimos las tres dimensiones. Uno de los objetivos que pretende
conseguir el PGOUM en el ámbito de las Cocheras es el de terminar
de coser ese trozo de la ciudad mediante la eliminación de lo que
entiende como un obstáculo en la trama urbana.
¿ES
POSIBLE UN PARQUE ENCIMA DE UNA LOSA DE HORMIGÓN?
Si sólo
nos fijásemos en los planos en planta de la actuación podríamos
apreciar nuevas conexiones entre las calles aledañas y recorridos
sin fondos de saco como en la situación actual, pero todo se complica
al fijarnos en las secciones, en la topografía y en las rasantes
de la propuesta.
La zona verde,
al ser en realidad una losa que hace de techo de las instalaciones de Metro
soterradas bajo ella, genera importantes desfases entre los niveles de
las calles y su propia superficie. Si los recorridos de acceso no son evidentes
y suponen importantes desniveles la gente tenderá a no utilizarlos,
el parque puede acabar infrautilizado y desvirtuado. El intento de sutura
urbana, por no mencionar el cumplimiento de las normas de accesibilidad
universal para personas con movilidad reducida, no se resuelven con la
propuesta actual.
Si bien parece
que todo funciona desde el acceso de la calle de Reina Victoria, en los
recorridos transversales aparecen escaleras y desniveles que no se pueden
calificar de “permeables”, como el que supondría la prolongación
de la calle Virgen de Nieva. En la calle Esquilache se propone incluso
elevar la cota de la calle existente para reducir el desnivel. En la nueva
vía que unirá la Avenida de Pablo Iglesias con Bravo Murillo,
al sur de la zona verde, la diferencia de cotas entre ésta y la
calle será de hasta siete metros, desnivel resuelto con un sistema
de rampas y escaleras difícil de calificar como cómodo y
evidente al tener que salvar el equivalente a dos o tres pisos de altura.
Son los desfases lógicos que surgen al intentar amoldar una losa
rígida de hormigón, sobre la que además se pretende
dejar crecer vegetación reservando un manto de tierra de 80 cm de
profundidad sobre ella, a un terreno en desnivel e irregular.
La imagen de
esta losa, cubierta del dudoso manto verde en un intento de mostrarse un
poco más amable, no deja de ser la materialización de la
“tabula rasa”, de una operación de borrón y cuenta nueva
sobre las preexistencias del lugar, convirtiéndose en la metáfora
perfecta del alzheimer programado al que quedará sometida esta parte
de Madrid, asimilándose más que a un parque, a una lápida
sin epitafio.
¿QUÉ
VA A PASAR AHORA?
¿Existe
la posibilidad de que el desarrollo de los acontecimientos nos lleve por
caminos distintos a la aprobación definitiva del Plan tal y como
lo conocemos ahora mismo? Todo depende del equilibrio de fuerzas en el
momento de la aprobación definitiva por el Pleno del Ayuntamiento.
La presión
vecinal es cada vez más fuerte ante la inminencia de la destrucción
de las Cocheras pero el documento está cada vez más cerrado
y acordado con los técnicos de la administración. La resistencia
de los cooperativistas es feroz ante la posibilidad de ver fracasado su
negocio, pero los defectos del plan son evidentes y las alegaciones que
se van a producir parecen muy razonables y difíciles de desestimar
con argumentos objetivos.
Además,
existen varios recursos contencioso-administrativos en relación
a la declaración de las Cocheras como Bien de Interés Cultural
interpuestos por asociaciones como Madrid, Ciudadanía y Patrimonio
que se resolverán a la vuelta del verano y que podrían dar
un vuelco a la situación.
El Ayuntamiento,
en un giro de ciento ochenta grados en su postura, podría empezar
a poner trabas para bloquear la operación y mientras pelear la declaración
de BIC en la Comunidad de Madrid, lo que le llevaría a largos procesos
en los tribunales e indemnizaciones millonarias que quizá bien valdrían
para salvar una parte de la historia de Madrid.
¿SE
PUEDE COMPATIBILIZAR LA CONSERVACIÓN DE LAS COCHERAS CON EL DESARROLLO
URBANÍSTICO?
Paradójicamente,
la misma fórmula que se utiliza para hacer que la torre cumpla serviría
para legitimar urbanísticamente el deseado Museo de Metro en la
Cocheras por lo que la alternativa de la compatibilidad podría convertirse
en el antídoto contra el envenenado dardo que ha supuesto esta heredada
operación para el Ayuntamiento del cambio.
Reconociendo
el avanzado estado de los trámites legales y dada la correlación
de fuerzas actual, Ahora Madrid, o más bien el Concejal de Desarrollo
Urbano Sostenible, José Manuel Calvo, podrían conciliar su
miedo a ser acusados de paralizar las operaciones urbanísticas de
la capital con la permeabilidad hacia la contestación vecinal y
la defensa y promoción del patrimonio.
La justificación
técnica es sencilla. Ahora mismo el PGOUM exige 16.026 m² de
zona verde para la que no hay espacio si se mantienen las naves de talleres.
Sin embargo, el artículo 47.3 de la Ley del Suelo de Madrid permitiría
reducir ese requisito si a cambio se compensa como suelo dotacional para
albergar el Museo, estando en este caso más que justificada “la
mejora de las dotaciones públicas, sea mediante la ampliación
de éstas o de la capacidad de servicio y funcionalidad de las ya
previstas.”
Por tanto,
es cuestión de decidir si se prefiere contribuir a la destrucción
del patrimonio o a su conservación. La defensa de las Cocheras no
sería un camino solitario. En ella se podrían encontrar previsiblemente
como compañeros de viaje el Ayuntamiento, las asociaciones vecinales
y en defensa del patrimonio así como el PSOE, aliados políticos
naturales de Ahora Madrid, quienes abogan, en teoría, por la compatibilidad
entre la conservación de las Cocheras y el desarrollo de la edificabilidad.
Urbanísticamente
es perfectamente viable y parece el momento oportuno, recogiendo el guante
de las alegaciones que se van a presentar y encontrándose inmersos
en el procedimiento entre la aprobación inicial y la definitiva.
VERTICAL CONTRA
HORIZONTAL
En definitiva,
el desarrollo del ámbito de Cuatro Caminos representa un conflicto
urbano y como tal es un problema político que vincula a toda la
ciudadanía en tanto que disputa por el modelo de convivencia en
común, y por tanto de ciudad, por el que cada grupo pelea. A pesar
de tratarse de un procedimiento urbanístico complejo, hay márgenes
de actuación en distintas direcciones, pero todo depende del modelo
de ciudad que elija el Ayuntamiento y el modo de producirla que sea capaz
de implementar.
El debate por
las Cocheras va más allá de las cerchas de las naves, de
Antonio Palacios, de la torre, de la losa de hormigón, etc. Estamos
presenciando una batalla entre lo vertical y lo horizontal; entre la torre
y las Cocheras; entre un modo de hacer ciudad jerárquico, sordo
y otro participativo, callado; entre la ciudad global y la identidad local;
entre lo genérico y la historia; entre el interés privado
y el público; entre el descuido y los cuidados…
Y de esta batalla
sorprende, de momento, un Gobierno Municipal alineado con la parte ganadora,
falto de imaginación y alternativas, empujado por la inercia de
los procedimientos urbanísticos, prefigurados para llevar a los
náufragos de valentía y creatividad hasta las orillas de
la desmemoria y el olvido.
Firma: José
María Sánchez Laforet, arquitecto
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