Modelo Andel
(‘cooperativa’ en danés)
Uno de los
referentes directos de este tipo de cooperativas es el modelo Andel (‘cooperativa’
en danés), en funcionamiento en Dinamarca desde hace un siglo y
que actualmente integra 125.000 viviendas. O también el de la FUCVAM
(Federación Uruguaya de Cooperativa de Vivienda por Ayuda Mutua).
Ventajas del
Andel
•
Andel, modelo con larga tradición
• Cooperativa
sin Ánimo de Lucro
• El socio
no adquiere la propiedad sino el derecho de uso
• Cuota de
acceso según tamaño
• Copropiedad
del inmueble
• El Derecho
de uso es de por vida
• Cuota de
uso. Amortización y mantenimiento
• Participación
en la gestión
• Libertad
de permanencia (recuperando cuota de acceso)
• Viviendas
libres están disponibles de forma transparente
• Modelo con
legislación específica y sencilla
El Andel es un
modelo cooperativo de acceso a la vivienda a medio camino entre el alquiler
y la propiedad. La cooperativa es propietaria de los inmuebles y los miembros
gozan del derecho de uso sobre una vivienda (que pueden transmitir a sus
familiares). Este modelo resuelve el problema de acceso a la vivienda de
un porcentaje muy alto de los habitantes de las ciudades de los países
en que se aplica (por ejemplo en Dinamarca aproximadamente un tercio de
la población accede a la vivienda de esta forma).
En el Andel,
cada nuevo propietario del derecho de uso paga una entrada, que le es reembolsada
al darse de baja de la cooperativa, y una cuota blanda cada mes. El sistema
funciona de forma democrática y no puede ser transformado en una
propiedad tradicional. Los miembros del Andel tienen más derechos
que un inquilino convencional, ya que se trata de un modelo que supone
un uso indefinido de la vivienda.
Otras características
del modelo andel, que lo diferencian del modelo cooperativo tradicional
que conocemos en España, son las siguientes:
•
El Andel no tiene fecha de caducidad, es decir, es para siempre.
• Este modelo
integra la iniciativa comunitaria en un mercado no especulativo de acceso
a la vivienda, ya que las empresas andel son cooperativas de viviendas
sin ánimo de lucro.
• Sus miembros
forman parte de esta cooperativa sin ánimo de lucro y la asociación
andel es propietaria del edificio, pudiendo tratarse de sindicatos, asociaciones,
o simplemente de organizaciones andel.
• Es un modelo
no especulativo, ya que nadie gana nada por el alquiler de la vivienda.
• Se trata
de un alquiler blando, cuya cuantía es fija, que sirve para hacer
frente al endeudamiento que ha supuesto la constitución del andel
y los gastos de mantenimiento y, a medida que se amortiza el endeudamiento
inicial, el alquiler tiende a bajar.
• El modelo
Andel ofrece un acceso barato a la vivienda, con ventajas para sus miembros.
En este sistema se paga una entrada para la financiación del andel
y para implicar a los miembros del andel en la gestión de la vivienda,
pero esta entrada inicial suele variar poco y, además, se establece
un precio máximo que no se puede superar.
• Este modelo
busca facilitar la autogestión y el buen mantenimiento de la finca,
y se basa en la democracia interna. Los propietarios del andel forman parte
de los órganos de decisión.
• Este sistema
cuenta con el soporte de la administración pública, que impone
algunos deberes a los andeles, y puede servir para alcanzar un equilibrio
social, ya que se puede utilizar como complemento a la vivienda social
subvencionada por el Estado y a las ayudas para el acceso a la vivienda
que éste presta. Del mismo modo, se puede reservar una proporción
de viviendas, dentro de cada andel, a vivienda social, como en el caso
de Dinamarca, donde la construcción subvencionada de viviendas está
obligada a reservar un 10% a vivienda social, pese a que este tipo de acceso
a la vivienda sea privado.
• Los andeles
buscan favorecer la movilidad, ya sea porque se requiere una vivienda de
mayor espacio, número de habitaciones, etc; o porque se desea o
necesita cambiar de barrio o de ciudad.
La convivencia
es una modalidad de acceso a la vivienda que permite a una comunidad de
personas vivir en un edificio sin ser los propietarios o los arrendadores,
por un plazo de tiempo amplio —de 50 a 100 años— y a un precio inferior
al del mercado.
Los objetivos
que se quieren alcanzar con el apoyo a este modelo son los siguientes:
Garantizar el acceso a una vivienda digna y asequible. Mantener la titularidad
pública del suelo, que se ofrece en derecho de superficie. Impedir
la especulación con la vivienda. Garantizar la estabilidad en el
tiempo de los usuarios.
En Dinamarca,
más del 10% de las viviendas se construyen bajo esta modalidad porque
existe una cesión de suelo público, pero en España
el suelo supone más del 50% del coste de todo el proyecto”. Las
pocas viviendas que se han construido, sobre todo dirigidas a personas
mayores y jubiladas, están en pueblos, donde el precio del suelo
es mucho menor
EXPERIENCIA
EN ESPAÑA. MADRID Y BARCELONA.
Madrid y Barcelona
ha tienen varios proyectos de cooperativas en derecho de uso, un modelo
más social y ecológico cuya viabilidad económica peligra
sin la cesión de suelos públicos o edificios vacíos
En Barcelona
el ayuntamiento ya ha cedido siete solares en derecho de superficie por
un periodo de 75 años. Uno de los proyectos más conocidos
es el de la cooperativa La Borda, que levanta un edificio de viviendas
en Can Batlló. El 30 de noviembre de 2015 se constituyó un
derecho de superficie por parte del Ayuntamiento de Barcelona, en favor
de Viviendas La Borda, de una parcela situada en la calle Constitución,
uno de los límites de Can Batlló, en suelo calificado como
Viviendas de Protección Oficial (VPO). Este derecho, de 75 años
de duración, supone el pago de un canon anual.
También
Sostre Cívic actúa como paraguas de Princesa (rehabilitación
de un edificio municipal), Cases dels Mestres (en diseño), Espronceda
y Roquetas (en diseño participativo). Es el turno de Madrid, donde
el segundo grupo de Entrepatios ya busca suelo en la zona de Vallecas.
Un ejemplo
en Madrid son las 17 viviendas de la cooperativa Entrepatios, en el barrio
de Usera. Pagarán por usar los pisos y los espacios comunes, pero
nunca serán sus propietarios y tampoco sus inquilinos. No podrán
venderlos ni alquilarlos y cualquier decisión deberá pasar
por el filtro de la cooperativa, la verdadera propietaria de las viviendas,
que cede el derecho de uso de manera ilimitada a sus socios.
La superficie
de los pisos —entre 60 y 80 metros cuadrados— con áreas comunes
(comedor, patio interior, local de juegos y cubierta), que suman entre
200 y 300 metros, el doble que una promoción al uso. Para adquirir
este derecho de uso, cada socio tiene que hacer una aportación inicial
y luego pagar una cantidad mensual (cuota de uso, no retribuible). En el
caso de Entrepatios, cada familia ha desembolsado 40.000 euros de media
para la compra del suelo y la cuota será de entre 600 y 650 euros
al mes. Este último importe se fija en función del préstamo
que la cooperativa pide al banco de forma colectiva para llevar a cabo
las obras. Si un socio deja el proyecto se le devolverá la aportación
(los 40.000 euros). Si muere, sus herederos pueden ejercer el derecho de
uso sobre el piso (siempre que la cooperativa del visto bueno) o recibir
ese dinero, explica Rogelio Ruiz, de eCohousing Equipo Bloque Arquitectos.
Cooperativa
de viviendas en derecho de uso, covivienda, cohousing o comunidad participativa,
autogestionada y en autopromoción. Hay distintas formas de llamar
a este modelo que lleva años coqueteando con el mercado español.
Los primeros
proyectos llegaron a España hace más de una década
y estaban centrados en personas de edad avanzada. “En funcionamiento hay
unos ocho casos de mayores”, recalcan en eCohousing, que participó
en uno de los proyectos más conocidos en España, el Centro
Social de Convivencia para Mayores de la cooperativa Trabensol, en Torremocha
de Jarama (Madrid).
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