El presidente
de la compañía, que emplea a unas 20.000 personas en Reino
Unido y 43.000 en todo el mundo, explicó que las conversaciones
mantenidas el fin de semana no resultaron en "el apoyo financiero a corto
plazo" que hubiera permitido a la firma seguir operando hasta llegar a
un acuerdo permanente sobre su deuda. La empresa tiene deudas y un pasivo
por valor de 1,68 billones de euros. Entre sus acreedores están
RBS, Santander o HSBC, entre otros.
Green dijo
que "en los últimos meses, se han hecho esfuerzos enormes para reestructurar
Carillion de cara a un futuro sostenible". "En los últimos días,
no hemos podido asegurar financiación para apoyar nuestros planes
de negocio", añadió el directivo, que indicó que esto
ha llevado a la empresa a la decisión de "tomar medidas para entrar
en liquidación forzosa".
La quiebra
de Carillion tiene graves consecuencias para el Estado británico,
que tiene subcontratados con esta empresa muchos servicios públicos,
de transporte, educación o sanidad. En los últimos meses,
la oposición laborista ha criticado que el Gobierno haya adjudicado
más proyectos públicos a la compañía, que el
pasado julio hizo ya una primera advertencia sobre su situación
financiera.
Carillion ha
construido la Royal Opera House de Londres, el túnel vial del Canal
de Suez y la Union Station de Toronto. En julio del año pasado,
ganó contratos para construir la nueva línea ferroviaria
High Speed 2, un gran proyecto que conectará mejor Londres con el
norte de Inglaterra.
La quiebra
de la empresa, que factura 4.000 millones de libras anuales, tiene enormes
implicaciones para el sector constructor de Reino Unido y para todo el
país. Carillion emplea a 43.000 personas y es uno de los principales
contratistas del Gobierno; figura entre los adjudicatarios para instalar
la nueva línea de alta velocidad HS2y gestiona servicios públicos
para escuelas, hospitales, prisiones y el Ejército. La caída
de Carillion genera oportunidades de crecimiento a empresas españolas
presentes en el Reino Unido, como Ferrovial y ACS.
La empresa
ha pedido a un tribunal que designe a un liquidador judicial que gestione
el proceso, en el que se espera que PwC se encargue de la gestión
de los activos de la compañía hasta que sean vendidos o clausurados.
El principal objetivo inicial es mantener los servicios a las administraciones
públicas.
Santander UK
es una de las entidades más afectadas por la crisis financiera de
Carillion. Aunque la entidad no ha desvelado su exposición directa
a la constructora británica, figura entre los principales acreedores,
según fuentes del sector. El año pasado, por ejemplo, la
filial inglesa de Santander lideró una línea de financiación
urgente que permitió varios meses de respiro a Carillion.
Fuentes cercanas
a Santander UK señalan que el impacto de la crisis de la constructora
podrá apreciarse en los resultados del ejercicio 2017 que presentará
la entidad al final de este mes de enero. En los nueve primeros meses de
2017, las provisiones en el área de grandes clientes de Santander
UK ya subieron de 21 a 47 millones de libras, lo que algunos analistas
atribuyen a que empezó a protegerse de los problemas que afloraban
en Carillion. La exposición total del banco español podría
situarse entre 50 y 100 millones de libras.
Santander y
otros bancos acreedores mantuvieron negociaciones para reestructurar la
deuda de Carillion y dar nueva financiación a corto plazo. Este
acuerdo hubiera supuesto el canje de parte de los créditos por capital
de la constructora, lo que hubiera convertido a Santander en uno de los
principales accionistas. Pero al final, las entidades rechazaron dar un
salvavidas a Carillion, al entender que el plan de negocio elaborado por
sus ejecutivos no le permitiría salir adelante. El Gobierno británico
también ha rechazado dar garantías a la empresa.
Lo más
probable en las próximas semanas es que se vaya a la venta de los
activos con el objetivo de utilizar los ingresos de estas operaciones para
enjugar parte de la deuda. Carillion ya había iniciado un proceso
para vender sus negocios de construcción internacionales, principalmente
en países de Oriente Medio. También podría ahora intentar
el traspaso de la actividad de construcción en Reino Unido. El contrato
más apetecible es el de HS2, valorado en 450 millones de libras.
Si nadie asume este trabajo, sus socios en el tramo que va a construir
(Eiffage y Kier) deberán asumir las obligaciones de Carillion.
EFECTO PARA
EMPRESAS ESPAÑOLAS
De cara al
futuro, la caída de Carillion puede elevar las opciones de Ferrovial,
ACS y otros grupos españoles como FCC y Acciona para captar contratos
en otros tramos e instalaciones del HS2.
Más
complicada puede ser la venta de los contratos de servicios a las administraciones
públicas. En este apartado, el Gobierno podría tener que
asumir la gestión de los empleados de Carillion que desempeñan
esas funciones, hasta volver a sacar a concurso las respectivas adjudicaciones.
Amey, filial de Ferrovial, es una de las empresas que solía competir
con Carillion en esos contratos.
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