Según
varios medios locales, esta situación ha provocado que 8 inversores
no hayan podido establecerse en Málaga en los últimos tres
meses de la ciudad al no poder construir grandes naves de entre 10.000
y 20.000 metros cuadrados al estar afectadas muchas de las parcelas por
riesgo de inundación, lo que dificulta la edificación, o
por el excesivo precio de estas al imponerse fuertes cargas urbanísticas
en determinados polígonos
El presidente
de la Asociación de Polígonos y Parques Industriales de Málaga
(Apoma), Sergio Cuberos, en declaraciones a la opinión de Málaga
asegura que algunas de estas zonas tienen el 85%, y otras el 98%, del suelo
ya ocupado por empresas. «Si seguimos creciendo a un ritmo del 3%,
no es que vayamos a tener un problema, es que ya lo tenemos», explica.
En los últimos tres meses, al menos ocho grandes empresas han salido
de la ciudad por no poder construir las naves que necesitan para su desarrollo
y actividades.
Dice Cuberos
que la crisis paralizó un poco el desarrollo de los parques industriales,
y que el último que se hizo fue el Málaga Nostrum, que no
es un parque industrial al uso. El principal problema es que la mayor parte
del suelo industrial previsto por el PGOU está en la zona del Guadalhorce,
y no sólo en la capital, sino hasta Pizarra. Todo ello, por tanto,
está afectado por los planes de inundabilidad de la Junta de Andalucía.
«Quien quiera desarrollar la parcela o hacer una nave mejor, pues
ha de hacer frente a que es zona inundable, aunque se trate de suelo urbano
consolidado; va a Urbanismo a solicitar la licencia, Urbanismo pide permiso
a la Junta, es suelo inundable y no se le da licencia para construir, por
lo que no se puede desarrollar la factoría», indica. Lo mismo
pasa con las cargas. «La cantidad de cargas que pone el Ayuntamiento
para desarrollar un suelo es inasumible, sube mucho los precios, están
muy caros; con la inundabilidad las cargas también están
muy altas: hay que hacer, por ejemplo, calles, rotondas y equipamientos».
A ello hay que unir la falta de suelo. «Muchos inversores piden 20.000
metros de suelo, 10.000 o 15.000. No se puede», explica. Por unas
cosas o por otras, hasta ocho empresas, según Cuberos, han huido
de Málaga o han paralizado su inversión en el último
trimestre.
Cuberos pone
el ejemplo de un empresario textil que quiere ampliar su planta y no puede
por no recibir el permiso de Urbanismo al ser la zona inundable. Lo mismo
está ocurriendo en municipios limítrofes. «Por ejemplo,
en Alhaurín de la Torre no se pudo hacer la ciudad aeroportuaria»,
añade, y en Cártama hay otra empresa que no ha podido desarrollar
una factoría para más de 1.000 trabajadores. «No se
va a poder hacer suelo industrial en pocos años», aclara,
y asegura que muchas empresas prefieren irse a Sevilla o Jaén, o
incluso a la zona de Antequera.
«Luego
se pide que creemos tejido industrial, pero ya sólo queda la zona
del Guadalhorce y el PTA. Por cierto, el 35% del suelo de los polígonos
está ocupado por empresas de base tecnológica», añade
Cuberos.
El responsable
de Industrial y Logística para Andalucía de Aguirre Newman,
Vicente Bernabé López-Cózar, indica en el mismo periódico
que Málaga es la locomotora económica de Andalucía,
«y tampoco es bueno que esté todo concentrado aquí»
y asevera que hay muchos operadores del ámbito logístico
que no estaban en la Costa del Sol y ahora «quieren estar».
«Tenemos el problema de que las naves logísticas son muy pequeñas
y además hay limitaciones bárbaras para construir, hay poco
suelo disponible. Las dificultades para edificar se deben a los planes
de inundabilidad, no se pueden desarrollar proyectos nuevos en Málaga
porque las parcelas están cerca de la desembocadura del Guadalhorce.
Es un problema de nuestros clientes y es un problema real», afirma.
Sin embargo,
Bernabé reconoce que ha tenido que recurrir a la creatividad para
reformar o adaptar algunas de las infraestructuras para sus clientes, porque
algunas no son aptas para el uso logístico. «Además,
las rentas están muy altas, pierden lógica los precios. Hace
poco hemos cerrado una operación de una empresa de primer orden,
que ha estado a punto de irse a otro lugar por las dificultades que tenía
para encontrar instalaciones en Málaga». En su opinión,
hay que ponerse ya a trabajar para que estas grandes empresas vengan a
Málaga. «Por ejemplo, en la zona de los polígonos industriales
hay problemas que resolver, como el puente de la Azucarera, podría
cambiarse por otro más moderno, con más capacidad para que
pase el agua. Los clientes están locos por venirse e inventamos
soluciones muy imaginativas para darles alternativas. Hace falta el apoyo
de todo el mundo, que la crisis sirva para aprender», afirma.
Desde su punto
de vista, insiste, «los clientes están locos por venirse,
pero tenemos que ser más dinámicos, el suelo de finalidad
industrial es prácticamente inexistente, el trámite ha de
ser más rápido», al tiempo que insiste en que si se
pide, por ejemplo en un polígono, licencia para una nueva nave,
no me puedes limitar el suelo, si todo está construido alrededor
desde hace 25 años, por la inundabilidad». Bernabé
también afirma que se corre el riesgo de que se pierdan las inversiones
si no se cambia de chip. «Algunas empresas logísticas pueden
decidir marcharse a Antequera o Algeciras, buscando más facilidades».
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