Además,
cuenta con su propia red de sucursales, que se espera esté “desplegada
y operativa” a lo largo del primer trimestre de este ejercicio. Esta red,
que el banco comenzó a poner en marcha a mediados de enero, cuenta
con 40 oficinas, cuatro direcciones regionales y una plantilla de 400 empleados.
En concreto,
12 de estas oficinas se localizarán en Cataluña y Levante,
diez en Madrid y Centro, otras diez en el norte y zona Pastor y ocho en
Andalucía.
RED DE 40 OFICINAS
El banco Popular
cuenta con su propia red de sucursales, que se espera esté "desplegada
y operativa" a lo largo del primer trimestre de este ejercicio. Esta red,
que el banco comenzó a poner en marcha a mediados de enero, cuenta
con 40 oficinas, cuatro direcciones regionales y una plantilla de 400 empleados.
En concreto,
12 de estas oficinas se localizarán en Cataluña y Levante,
diez en Madrid y Centro, otras diez en el norte y zona Pastor y ocho en
Andalucía.
En el negocio
inmobiliario y asociado de Popular se concentran todos los inmuebles del
grupo, así como las participaciones en sociedades inmobiliarias
y el crédito rentable y dudoso relacionado con el sector inmobiliario.
La entidad
destaca en su informe anual que durante el ejercicio 2016 las recuperaciones
han tenido un buen comportamiento apoyadas por la gestión especializada
del negocio inmobiliario que en el mes de diciembre permitió unas
ventas de 628 millones de euros, de los que 535 millones fueron dudosos.
A cierre del ejercicio, el negocio inmobiliario arrojó unas pérdidas
de 813 millones de euros.
PROVISIONES
BANCARIAS POR RIESGO INMOBILIARIO
Analistas de
la banca de inversión y de firmas de calificación de riesgos
asumen que la carga inmobiliaria en balance sigue siendo el principal problema
de la banca española y advierten que las entidades tardarán
aún años en normalizar un área que les hizo perder
6.132 millones el año pasado.
. El sector
carga aún con unos 200.000 millones de euros en activos improductivos,
un 15% de toda su cartera, de los que unos 80.000 millones son inmuebles
adjudicados tras el estallido de la burbuja y el resto créditos
problemáticos, principalmente de promotores.
“Los bancos
españoles se enfrentan ahora a menores riesgos económicos.
Consideramos que los bancos han absorbido los costes crediticios del estallido
de la burbuja inmobiliaria, que comenzó hace casi nueve años
y de la profunda recesión económica que le siguió”,
asumían a comienzos de febrero, los analistas de la agencia de calificación
crediticia Standard & Poor´s (S&P), detallando que el sector
ha dotado 290.000 millones en este periodo para cubrir el riesgo inmobiliario,
lo que equivale al 15,5% de toda su cartera crediticia de 2008, en el pico
de la expansión. S&P, que avanzó que no espera ya un
impacto relevante en nuevas provisiones, mejoró en líneas
generales la nota y perspectiva de un buen puñado de entidades.
Antes, el gigante
de la banca de inversión internacional Goldman Sachs emitió
un informe titulado “La hora de lo local: invertir en la recuperación
española” en el que aconsejaba tener en cartera títulos de
algunas de las mayores entidades financieras españolas tras detectar
una importante mejora de su situación inmobiliaria.
“La exposición
de los bancos españoles al sector inmobiliario sigue siendo grande
y sobre todo problemática, con los supervisores presionando a los
bancos a reducir significativamente sus exposición problemática
en los próximos años. No obstante, es importante destacar
que esperamos que el fuerte impulso del sector inmobiliario español
provoque un cambio de régimen para los bancos españoles”,
exponía el informe que auguraba que la coyuntura permitirá
a las entidades rebajar el volumen de provisiones que realizan por riesgo
inmobiliario a un nivel superior al que les correspondería por su
actual ritmo de venta de pisos o reducción de carteras de créditos
impagados.
Los analistas
de S&P valoran positivamente los esfuerzos de la banca, que han reducido
el peso de su cartera de activos improductivos del 16,4% de 2015 al entorno
del 15% en 2016, por lo que prevén que la cifra caiga al 13% este
año y al 11% en 2018.
Santander,
BBVA, CaixaBank, Sabadell, Popular y Bankia tienen aún con 68.053
millones de euros en la carga inmobiliaria en balance y 43.232 más
en créditos inmobiliarios problemáticos, con una cobertura
media del 50%.Un nivel que S&P considera normalizado y en el que asume
que (a excepción de Popular, que cree que necesita un plan urgente
para reducir de forma drástica su carga improductiva) la banca podría
acomodarse, sin prisas por acelerar las ventas hasta que el incipiente
repunte de precios reduzca las millonarias pérdidas de su actividad
inmobiliaria. A no ser claro, que el supervisor vuelva a apretarle las
tuercas para que suelte lastre.
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