Iberdrola
Inmobiliaria se fundó en 1991, como fusión de varios negocios
inmobiliarios de Iberdrola, y en esa década comenzó a desarrollar
vivienda nueva. Pero a partir de 2009, la división residencial entró
en pérdidas, como ocurrió con gran parte del sector ante
el parón en las ventas de casas y el deterioro del valor de los
suelos. En las últimas cuentas presentadas al Registro, las de 2015,
la empresa se anotó números rojos por 27 millones de euros,
frente a los 43,6 millones de 2014.
En 2015, Iberdrola
recapitalizó la deuda que mantenía con su filial Iberdrola
Inmobiliaria. El grupo energético inyectó 616,7 millones
en su compañía a través de una ampliación de
154,2 millones y el resto como prima de emisión. Durante la crisis
inmobiliaria, además de comercializar las viviendas acabadas, se
ha realizado una gestión del suelo y un análisis profundo
de la situación del mercado y la tipología de demanda de
vivienda en cada localización.
Junto a la
parte residencial, el grupo cuenta con Iberdrola Inmobiliaria Patrimonio,
el negocio dedicado a la promoción y gestión para el alquiler
de activos comerciales (oficinas, centros comerciales...). Actualmente,
esta compañía tiene una cartera de patrimonio en explotación
superior a los 200.000 metros cuadrados de superficie bruta alquilable,
con un valor de los activos de más de 600 millones de euros, según
la compañía.
Entre sus últimos
proyectos desarrollados está Torre Auditori de Porta Firal en Barcelona.
Esta parte del negocio patrimonial obtuvo una facturación de 30
millones en 2015, según recoge la web Insight View con datos del
Registro, y un beneficio de 11,9 millones.
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