RECUPERACIÓN
DE LA ACTIVIDAD MINERA EN LA COMARCA DEL BESAYA
Veinte millones
de toneladas de mineral de zinc para extraer en veinte años, 350
empleos directos, otros 1.250 indirectos, una inyección de proporciones
desconocidas para la economía y el empleo de la cuenca del Besaya
y para el tráfico del puerto de Santander. La recuperación
de la actividad minera en el amplio entorno geográfico que delimitan
los municipios de Reocín, Santillana del Mar y Torrelavega es el
gran proyecto industrial del Gobierno regional al que Miguel Ángel
Revilla alude desde hace un año con discretas referencias. Varios
grupos empresariales han mostrado su interés en invertir en el proyecto
y ahora el Gobierno de Cantabria quiere dotarlo de cobertura legal mediante
una proposición de ley, registrada ayer en el Parlamento, para la
que busca el mayor consenso posible.
Es probable
que la minería en Reocín tuviera sus comienzos en la época
romana, pero la explotación moderna comenzó en 1856, a cargo
de la Real Compañía Asturiana de Minas, de capital belga,
absorbida en 1981 por la Asturiana de Zinc (AZSA). Fue en su momento el
mayor yacimiento de zinc de Europa y llegó a tener 3.000 trabajadores
en nómina. En 1990, el lavadero de flotación tenía
una capacidad productiva de 4.000 toneladas/día.
La mina fue
explotada, a cielo abierto y en interior, durante 147 años, desde
1856 hasta 2003 y registró tres accidentes importantes. El 17 de
agosto de 1960, la rotura de un dique provocó una avalancha de agua
y fango que se cobró 18 vidas y causó numerosos daños.
Cuatro años y medio después, el 7 de enero de 1965, el hundimiento
de una galería se ‘tragó’ el barrio de Pomares. Cien viviendas
fueron destruidas o sufrieron graves daños y un centenar de vecinos
se quedó sin hogar. Un derrumbe en marzo de 2003 precedió
al cierre de la mina, que ya había dejado de ser rentable. A lo
largo de su historia, de la mina se extrajeron unos 80 millones de toneladas
de zinc.
El proyecto
minero tiene que ver con la revalorización del mercado del zinc.
La falta de rentabilidad que condujo al cierre de la vieja mina de Reocín
en 2003 contrasta con la alta cotización alcanzada en el último
año, la más alta del sector, con algunas fluctuaciones que
no empañan un futuro optimista a medio/largo plazo.
La vieja explotación
a cielo abierto de ‘El Zanjón’ de Reocín, tan pujante en
otros tiempos y hoy cubierta por un lago, tendría ahora continuidad
en zonas limítrofes mediante tecnologías de interior de mayor
productividad, seguridad y respeto medioambiental.
El Gobierno
regional ha mantenido contactos con diversas compañías interesadas
en la explotación del zinc en esta comarca. Entre ellas figura la
canadiense Emerita Resource, que acaba de formar una ‘joint venture’ con
el grupo español Aldesa para invertir en el Norte de España.
También ha habido conversaciones con una firma australiana que opera
un fondo de inversiones y con la compañía AZSA, que explotó
la vieja mina de Reocín.
Los cálculos
de producción, para los que se tiene en cuenta la exhaustiva base
de datos que custodia la Escuela de Minas de Torrelavega, se cifran en
no menos de 20 millones de toneladas en 20 años, aunque la riqueza
del subsuelo y el periodo de explotación podrían ser mayores.
Un millón
de toneladas anuales significaría aumentar en torno a un 20% ciento
el tráfico de mercancías del puerto de Santander, la vía
de transporte básica para el mineral.
El procedimiento
técnico contempla la explotación a unos 400/500 metros de
profundidad para la producción del mineral y su posterior transporte
hasta un centro, que podría tener su ubicación en terrenos
de Sniace. El material sobrante se utilizaría para la restauración
del entorno de operaciones, una fórmula similar a la que se utiliza
en las canteras más modernas.
Como elemento
colateral, pero importante, del proyecto figura el impulso a la Escuela
de Minas de Torrelavega como un centro de referencia internacional para
el sector.
|