En abril de
2017, la Comisión Provincial de Patrimonio inició un procedimiento
sancionar por infracción en materia de protección del Patrimonio
Histórico Andaluz, consistente en la ejecución de demoliciones
y obras sin contar con autorización previa. La Comisión de
Patrimonio considera no legalizables las obras realizadas en la cubierta
a dos aguas, la demolición de la semicúcupla sobre la escalera
principal, el estrechamiento del zaguán y el cambio de posición
de la fuente del patio central.
El propietario
del hotel manifiesta en declaraciones al ABC que en julio de 2016 la Comisión
Provincial de Patrimonio estudió el proyecto de reformado de obras
y decidió solicitar aclaraciones al Ayuntamiento de Sevilla. «Pues
bien, ese documento no llegó al Ayuntamiento hasta febrero de 2017
y a nosotros, en marzo, ocho meses después de que la reunión
hubiera tenido lugar. Nosotros habíamos comenzado las obras en mayo
de 2015 y las acabamos en octubre de 2016», informa.
En cuanto a
la cubierta a dos aguas que fue demolida y reproducida, Molina indica que«en
el proyecto básico para el que se concedió la licencia se
decía que había que renovarla por el estado ruinoso de su
estructura de madera, que hacía imposible su recuperación.
Tuvo que hacerse porque la anterior no respondía a los requerimientos
de un edificio moderno, pero la obra realizada es perfectamente legalizable».
Otra de las
cuestiones polémicas ha sido la construcción de un túnel
bajo el edificio para que el personal pudiera llegar desde la calle a los
almacenes sin tener que pasar por el patio central. «Me dieron permiso
y después me dijeron que no pero lo cierto es que pude demostrar
que el Plan Especial 7 del Sector Catedral que lo impedía no fue
aprobado definitivamente, por lo que no está vigente. Por tanto,
el edificio sigue teniendo la protección C y puede realizarse esa
obra. Por esa razón, al final el túnel fue informado favorablemente
por la Comisión Provincial de Patrimonio», añade.
En lo que respecta
a la semicúpula que remataba la decoración de la escalera
principal, la propiedad la demolió para construir un forjado plano
al mismo nivel que el resto de las terrazas. «Una vez acabada las
obras me piden que lo corrija pero ahora es absolutamente imposible. Ese
elemento no está protegido según la normativa, por lo que
la obra es legalizable también. El problema es que en Sevilla no
hay catálogo de edificios protegidos, por lo que no esta suficientemente
claro lo que se puede hacer en cada uno», puntualiza Pedro Molina.
En este sentido,
asegura que hace un mes él y los arquitectos del hotel, Antonio
Cruz y Antonio Ortiz, solicitaron al delegado provincial de Consejería
de Cultura de la Junta, José Manuel Girela, una reunión para
explicarle que «las modificaciones hechas han respetado siempre la
protección parcial C del edificio, que nos obliga sólo a
no modificar la primera crujía».
«No somos
delincuentes y no hemos destrozado nada. De hecho, los cuatro hoteles que
tenemos en España están en edificios protegidos, el más
antiguo del siglo I d C. El hotel de Barcelona tiene incorporado en el
establecimiento parte de la muralla de la ciudad y se hicieron todas las
obras respetando la legalidad y sin que hubiera ningún problema
con la Administración», subraya Molina.
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