REACCIÓN
MUNICIPAL
Según
el concejal de Urbanismo y Medioambiente de Castellón, Bruno Arnandis,
en declaraciones al periódico Levante, sí existe un uso público,
como son los accesos al paseo marítimo y al mar, y la existencia
de tuberías, líneas eléctricas, árboles y demás
instalaciones y elementos de mobiliario urbano.
Arnandis expresó
además su voluntad de que los terrenos citados, así como
los adyacentes, hasta llegar a los 400.000 m2 aun sin construir, se conviertan
en un parque litoral y dijo que desde el ayuntamiento «consideramos
y nos reiteramos en que debería tramitarse para que volviese a ser
de propiedad municipal», cosa que, dice, se ha requerido desde el
gobierno municipal en numerosas ocasiones sin recibir respuesta por parte
del Gobierno Central, así como la paralización de la subasta
por la que tampoco han recibido respuesta.
Sobre el futuro
de los terrenos una vez sean adquiridos por un ente privado, ya sea particular
o empresa, el edil ha reconocido que, debido a su calificación en
el Plan General de Ordenación Urbana para el uso terciario hotelero,
esta hipotética nueva primera línea podría convertirse
en uno o varios hoteles, cosa que ya se contemplaba en el nuevo Plan Estratégico
de turismo presentado durante este mismo año.
Pero, aunque
los terrenos están calificados como suelo urbano, no han sido urbanizados
todavía, por lo que, para poder llevar a cabo cualquier tipo de
obra, el propietario debería llegar a un acuerdo en una negociación
con el ayuntamiento para lo que, como el mismo edil ha reconocido «se
debería de urbanizar todo el Arenal».
El concejal
ha reconocido que, pese a su interés porque la parcela pasase a
ser de propiedad municipal, si una empresa se interesase por construir
un hotel, «supongo que estaríamos dispuestos a negociar»,
e insistió en las limitaciones que supondría edificar en
este lugar, debido a que sólo se permitiría una altura máxima
de cuatro plantas y una superficie inferior a los 2.000 m2 de techo, lo
que deja entrever que ya podría haber empresas interesadas.
Además
Arnandis señaló que, a falta de un estudio sobre el impacto
que podría tener una nueva construcción en esta localización
de Borriana, «la afección sobre la playa, aunque se debería
determinar, creo que sería mínima», y, por tanto, sólo
supondría un impacto visual.
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