Villar sostuvo
que “los municipios se ocupan de cosas igual de importantes” que el planeamiento
urbanístico “sin consultar a la comunidad autónoma”, como
la aprobación de “presupuestos, de ordenanzas fiscales” con las
que “nos crujen” con tributos como el Impuesto de bienes inmuebles, o como
“cuando hacen concursos” para adjudicar concesiones como la recogida de
residuos. Para esto, dijo, “no preguntan a ninguna Cotmac ni se consulta
a la comunidad autónoma”.
No obstante,
Villar insistió en que la Ley del Suelo contempla un informe de
legalidad por parte del Gobierno de Canarias, de manera similar a los que
emite el Gobierno estatal, y añadió que el dictamen de la
comunidad autónoma “no es el único control”, sino que hay
informes desde el inicio de la tramitación de cualquier plan. Cuestionado
que no se paralice un procedimiento si los informes preceptivos de las
administraciones no llegan en plazo, defendió que está así
previsto en la legislación estatal y que, de esta forma, se evita
“el bloqueo por el bloqueo”.
DECLARACIONES
DE LA JORNADA
La indefensión
que durante años sintieron los residentes de las casas de Gando
ante el proyecto de ampliación del proyecto del aeropuerto de Gran
Canaria es ejemplo de cómo la norma queda desfasada antes las nuevas
realidades que existen. "Dicho con otras palabras, el legislador canario
está diciendo que el marco normativo que tenemos no sirve para resolver
problemas. Hagamos leyes singulares, es decir, escapatorias a ese esquema",
explicó en Tinajo este lunes Francisco Villar, coordinador del equipo
redactor de la Ley del Suelo, en la charla organizada por la Fecam.
Paradójico
resulta que la propia administración decida tomar atajos o vías
de escape para poder superar la parálisis que generan las propias
normas que aprueba y que no le son útiles. "Tenemos una necesidad
real", aseguró Villar.
Para evitar
que en Canarias la media de aprobación de planeamientos sea de 12
años, el presidente del Ejecutivo autonómico ha decidido
actuar con la llamada Ley del Suelo, que está siendo duramente criticada
por quienes aseguran que promueve el desarrollismo feroz. Sin embargo,
sus redactores toman la propia Ley del Suelo estatal para matizar estas
acusaciones. "Por tanto, concepto de desarrollo sostenible, equilibrio
prudente y razonable entre desarrollo y conservación en la clave
que nos están diciendo las instituciones que se han pronunciado
desde el punto de vista jurídico e institucional", responde el coordinador
del equipo redactor de la Ley del Suelo.
El anteproyecto
también tiene un objetivo y es eliminar las fronteras confusas entre
las administraciones insulares y municipales. Las constantes adaptaciones
a las que se deben someter las normas llevan al administrador a estar en
constante actualización y a esta conclusión. "No tenemos
un suelo ordenado y acomodado al marco normativo del Texto Refundido de
la Ley de Ordenación del Territorio, esa es la realidad", afirmó
Francisco Villar.
La palabra
agilidad está constantemente en la mente de los redactores del proyecto
de la Ley del Suelo. De ahí que promulguen unos plazos máximos
y mínimos para no eternizar los procesos. "Si usted no emite el
informe en plazo, no vamos a seguir esperando meses y meses a que lo tenga
a bien. Emita el informe y, si no, continuo la tramitación", precisó.
Si prospera
la norma más ambiciosa de esta legislatura, cada administración
asumirá sus competencias en la aprobación de sus respectivas
normas en un plazo no superior a los cinco años, tiempo suficiente
para que los ayuntamientos definan el esqueleto urbanístico, porque
la Ley del Suelo obliga a definir en bloque hasta el último metro
cuadrado del territorio. "Por lo tanto, la posibilidad de que el Plan General
se vaya completando a medida que vas resolviendo los conflictos", indicó
Villar.
El Gobierno
regional también quiere evitar la elevada cantidad de informes sectoriales,
es decir, de múltiples departamentos, que influyen en la aprobación
de un planeamiento. Por cierto, muchos de ellos contradictorios entre sí
y que hacen que los PIOL en general no sean ejecutivos y generen múltiples
conflictos en los municipios. "El proyecto de ley apuesta por conseguir
que las administraciones públicas, cuando emitan un informe, sea
de la administración, es decir, del Cabildo, no del Servicio de
Patrimonio o del Servicio Rústico, y que el CAbildo priorice entre
sus servicios que cosas le preocupan para ese municipio", explicó
el coordinador del equipo redactor.
En la actualidad
hay 22 municipios que se rigen por normas subsidiarias, es decir, no han
logrado tener sus planes generales aprobados, una cifra que para los padres
de la Ley del Suelo demuestra que lo que hay no funciona y hay que intentar
simplificarlo.
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