José
Antonio Tenorio Ríos, jefe de Unidad de Calidad del Instituto de
Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, puso de manifiesto
que “la construcción española está, respecto a la
europea e, incluso, la mundial, en los primeros puestos. Construimos a
niveles altísimos. Estamos en equilibrio, porque tenemos mucho bueno,
pero también es verdad que tenemos que salir de lo malo. Si buscamos
eficiencia e innovación tenemos que industrializar, esto es algo
inherente al proceso, pero industrializar no solo es automatizar, es también
I+D, revisión de salarios, etc”.
Sandra Llorente,
arquitecto y Executive Director de Conspace señaló que: “cuando
todos seamos conscientes de los beneficios de la industrialización
en el sector, y pongo como ejemplo los hospitales públicos, saldremos
del área de confort en el que estamos ahora. Si queremos tener más
productividad, tendremos que implementar nuevos procesos constructivos”.
Carlos Ramírez
Capó, ingeniero de construcción, vicepresidente de Cámara
Nacional de Desarrolladores y Promotores de Vivienda (Canadevi), de México,
dio cuenta de la situación que se vive en el país azteca.
“El sector vivienda en nuestro país es el segundo gran motor de
la economía, detrás del automotriz. El de vivienda
genera siete millones de empleos y que vale 23.000 millones de euros. Ahora
mismo estamos enfocados a la vivienda vertical, tratando de contener el
crecimiento horizontal de las ciudades del país, lo que ha traído
muchos problemas para suministrar los servicios básicos a los ciudadanos”.
Juan Felipe
Pons, de Lean Construction, insistió en la necesidad de “aplicar
sistemas como el lean construction a nivel de sistema productivo. En EE.UU.,
Australia, países escandinavos y Reino Unido nos han tomado la delantera.
Es decir hay un margen de mejora brutal. Por ejemplo, en los países
escandinavos ya se está implantando en contrato relacional. El promotor
tiene la llave para que funcione todo y el cambio de modelo productivo
se implante desde arriba hasta abajo. Existen herramientas con modelos
contractuales donde el precio de coste representa entre el 40%-60% y el
resto son criterios de sostenibilidad, innovación e implantación
de estos sistemas de producción, y lo que se consigue de este modo
es rebajar la variabilidad y la incertidumbre del proyecto. En España,
en cambio, el sistema de licitación es perverso, no garantiza que
se entregue en tiempo la obra y ya tampoco que se haga en coste”.
Coincidió
en esta apreciación José Antonio Tenorio, quien puntualizó
que, “para iniciar el proceso de cambio y ser más competitivos cada
uno tenemos que jugar nuestro papel. Y el del Instituto de Ciencias de
la Construcción Eduardo Torroja es generar conocimiento más
que asesorar a empresas. La innovación es muy buena, es futuro,
pero debe hacerse de forma precisa y controlada”, señaló.
“En México
hemos migrado de un modelo artesanal a otro industrial, también
por la financiación. Hoy tenemos créditos relativamente baratos,
en torno al 8% y eso ha favorecido la industrialización. Hoy podemos
tenemos lista una vivienda de 50 metros cuadros en 25 días. Eso
nos ha hecho depender de menos mano de obra, pero, al mismo tiempo, precisar
de una mano de obra más especializada. En los últimos 15
años es difícil ver un desarrollador de viviendas que maneje
un volumen de 300 viviendas al año que siga empleando procesos tradicionales.
Hemos pasado de un modelo de cantidad a de calidad. Obviamente hay que
mejorar cosas como los tiempos de gestoría. Por ejemplo, en mi estado,
Veracruz, desde que compras el terreno hasta que empiezas a construir pasas
por un viacrucis de 600 días de permisos”, apuntó Carlos
Ramírez Capó.
Finalmente,
Sandra Llorente concluyó que “para industrializar hay que innovar
en el proceso, y no solo en proceso constructivo, sino desde la concepción
misma del proyecto. En las obras hay muchas esperas, que llegue el hormigón,
que se firme un contrato, etcétera, y todo esto tiene que estar
anticipado. Hay que acortar procesos y optimizarlos. Y si todos los agentes
están comprometidos y alineados con este sistema, esto redundará
en beneficios, no solo para el promotor, sino también para el cliente
final, que va a tener una vivienda de más calidad y en plazo”, terminó.
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