A modo de
ejemplo, las oficinas de Deutsche Bank en la Diagonal con el paseo de Gràcia
iba a ser un hotel de lujo de la cadena Four Seasons pero el fondo
de inversión KKH replanteó su idea inicial y ha ordenado
la redacción del proyecto arquitectónico para alojar apartamentos
de gran lujo y un espacio comercial en los bajos.
Lo mismo sucede
en el edificio Condeminas del paseo Colom. El inmueble, con hoteles a lado
y lado, quería atraer a Barcelona a una empresa del sector de primer
nivel pero la moratoria le hizo cambiar los planes y finalmente serán
apartamentos de lujo. Pocos metros más allá se repite la
situación. El número 4 de Via Laietana fue durante muchos
años un edificio de oficinas y salió a la búsqueda
de inversores para convertirse en hotel. Las obras de rehabilitación
ya han empezado y tampoco habrá trajín diario de maletas:
será un bloque de apartamentos. En el Ayuntamiento son conscientes
de ello. Es una tendencia que tienen detectada, según confirman
fuentes municipales, y no pueden hacer nada para evitarlo, ya que son licencias
de obras para viviendas de uso residencial, no turístico.
Los inversores
son extranjeros de alto nivel adquisitivo a los que les encanta el centro
de la capital catalana. Europeos (ingleses y franceses, la mayoría),
israelíes y árabes.
En declaraciones
al periódico la Vanguardia, Carlos Gallofre, del fondo de inversiones
Stoneweg, pone de relieve que “mientras el cliente nacional no puede acceder
a los altos precios de la zona alta, los británicos han visto Barcelona
como valor refugio para la compra de pisos”. También llegan israelíes
que cambian la Torre Eiffel por la Sagrada Família. “El encarecimiento
de París les ha hecho venir a Barcelona”, dice Miquel Laborde, de
la gestora patrimonial Laborde Marcet, que registra cuatro años
de aumentos de precios importantes en el sector residencial de lujo.
“El precio
del metro cuadrado en el paseo de Gràcia se está poniendo
al nivel de París”, alerta Emmanuel Virgoulay, representante en
Barcelona de la inmobiliaria franco-suiza Barnes. Según los datos
de su compañía, los precios han subido un 15% en lo que va
de año porque “cada vez hay más demanda y menos oferta”.
Su compañía ha abierto recientemente una oficina al lado
del Turó Park para atender a otro perfil de cliente: altos directivos
franceses establecidos en Barcelona de manera más o menos permanente
que buscan pasar del alquiler a una vivienda de propiedad en la parte alta
de Barcelona. Su cartera está formada por inmuebles de más
de 200 m2, preferiblemente en Pedralbes. Algo similar a lo que buscan los
árabes, con la avenida Pearson como lugar más cotizado. Dejando
de lado las casas, en Sarrià-Sant Gervasi más que hoteles
frustrados lo que se comercializa son viviendas que, con un lavado de cara,
se han convertido en apartamentos de lujo y se han revalorizado de una
manera descomunal.
En declaraciones
al periódico la Vanguardia, Josep Poch, responsable de Coldwell
& Banker en España, define como “regeneración” de edificios,
la alternativa a la falta de solares para hacer obra nueva en la capital
catalana. “No nos queda más remedio que la reconversión y
la rehabilitación”, dice Poch. La intermediaria inmobiliaria que
dirige comercializa apartamentos en el número 307 de la calle Muntaner
a unos 6.500 euros el metro cuadrado. La fachada exterior se ha reformado
en su totalidad, los balcones y terrazas se han restaurado y el interior
ha quedado en manos de diseñadores y profesionales que lo dejan
todo listo para entrar a vivir. Josep Poch defiende que “regenerar edificios
por completo beneficia a la ciudad”.
Ejemplos
citados por el periódico la Vanguardia, las dos torres de Diagonal
Mar con el nombre de Illa del Cel. Los edificios fueron construidos en
el 2003 y se han sometido a una reforma integral. “Eran de calidad estándar
y ahora tienen unos acabados de lujo”, según Marc Valero, comercial
de la inmobiliaria que ya ha vendido la mayoría de los 200 pisos
a unos 5.000 euros el metro cuadrado. Valero repasa una retahíla
de nacionalidades de los compradores que recorre los cinco continentes.
El edificio Estel de la avenida Roma, que antiguamente fue la sede corporativa
de Telefónica, está viviendo desde hace dos años una
transformación radical, que se vio interrumpida el mes pasado por
una inspección municipal que detectó deficiencias en las
redes y lonas de seguridad. La semana pasada se reiniciaron los trabajos
en el inmueble que inicialmente iba a ser dividido en dos (por un lado,
hotel, y por el otro, apartamentos), pero que al final será únicamente
residencial, con 400 pisos. La moratoria ha hecho eliminar el plan hotelero
y replantear el proyecto constructivo. Los apartamentos más asequibles
costarán 400.000 euros. Los áticos y los de mayor superficie
llegarán a los 2,5 millones. Un precio alto pero lejos todavía
de los grandes referentes en el mercado de apartamentos de lujo. Son dos
edificios de gama superior que en su momento podían haber acabado
siendo hoteles pero unos cuantos años antes de la moratoria apostaron
por los apartamentos de gran lujo. El primero de ellos es el edificio Winterthur
de Francesc Macià, cuyos apartamentos ya esperan a sus moradores
previo desembolso de seis millones de euros como mínimo. En 2009
se alcanzó un acuerdo con el grupo Marriott para instalar un hotel
de cinco estrellas, de lo que se denominaba “nuevo lujo”, pero la crisis
económica e inmobiliaria del momento hizo paralizar las obras y
venderlo a un fondo británico que ha construido apartamentos, en
los que se ha cuidado hasta el último detalle.
El otro es
la Casa Burés, edificio modernista ubicado en el Eixample, diseñado
por Francesc Berenguer i Mestres, y que se encuentra en pleno proceso de
rehabilitación. Hace diez años iba a convertirse en un hotel
de cinco estrellas pero el Ayuntamiento lo compró para evitarlo,
luego se lo vendió a la Generalitat y, al final, acabó en
manos de un fondo inversor internacional que desde un primer momento se
decidió por la construcción de apartamentos de lujo. Se prevé
que las obras finalicen en octubre del año que viene y, según
fuentes de la comercializadora Lucasfox, ya han firmado la venta de algunas
de las diez viviendas de entre 160 y 485 metros cuadrados en un inmueble
con la fachada y gran parte de la estructura interior protegidas. Los precios
van de 4,8 millones de euros para arriba.
La lista de
proyectos residenciales de lujo podría seguir creciendo en los próximos
meses, según fuentes del sector. Un aspecto decisivo será
el Plan Especial Urbanístico de Alojamientos Turísticos.
Como se desconoce cuándo se levantará la moratoria y las
condiciones resultantes, el sector prefiere no pensar a corto plazo. “Hay
recelos evidentes. Después de lo que pasó con el edificio
de Deutsche Bank en la Diagonal hay grandes marcas que estaban buscando
instalarse en la ciudad y han desaparecido”, dice Miquel Laborde en declaraciones
al periódico la Vanguardia,.
En declaraciones
al periódico la Vanguardia, Josep Poch señala que tiene clientes
que “se sienten engañados” y alerta de los inciertos efectos que
se puede provocar en los precios de la ciudad. “Quizás consigan
el efecto contrario al que buscaban”, dice Poch.
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