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NOTICIAS DE LA CONSTRUCCIÓN, URBANISMO E INMOBILIARIO.

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14 de enero de 2016
 
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA EDUCATIVO inmoley.com DE FORMACIÓN CONTINUA PARA PROFESIONALES INMOBILIARIOS. ©
LA NECESIDAD DE INFORMAR A LOS INVERSORES INMOBILIARIOS EXTRANJEROS
¿Qué aprendo?
Se analiza en la guía práctica inmoley.com de inmobiliarias patrimonialistas y SOCIMI. La inversión inmobiliaria extranjera en España es fundamental para promover la recuperación económica. Toda retirada de inversión (caso Wanda) tendrá repercusión en la prensa financiera internacional. No se trata de determinar quien tiene la razón, ni en plegarse a demandas que puedan afectar al patrimonio histórico, sino de informar adecuadamente de todo lo sucedido y de que se trata de un caso específico que no afectará a la inversión inmobiliaria internacional en España. El problema es que el gran inversor internacional se centra en Barcelona y Madrid. La moratoria hotelera en Barcelona o los retrasos en operaciones como Chamartín (Castellana Norte) o Campamento en Madrid son difícilmente explicables. La reacción natural del inversor inmobiliario internacional es la aversión al riesgo, así que se corre el riesgo de que se paralicen inversiones inmobiliarias importantes. Sería necesario que las páginas web de los ayuntamientos de Barcelona y Madrid justificasen técnica y objetivamente los motivos que hacen que algunas inversiones inmobiliarias estén paralizadas, así como los procesos necesarios para que pueda empezarse a construir. La visión técnica o urbanística debe justificarse ante la visión inversora o empresarial del sector. Con una visión meramente teórica no se fomentará la construcción, llave fundamental para corregir los inasumibles niveles de desempleo que sufre España. En definitiva, explicar para no desincentivar la inversión inmobiliaria extranjera.
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Supongamos que otro inversor internacional analiza el caso Wanda y la reforma del Edificio España en Madrid.

Si Wanda no hace nada, dejaría sin rentabilizar su inversión, se convertiría en un inversor patrimonialista que compra para vender cuando suba el precio.

Pero el precio no puede subir (pagó 256 millones de euros que pagó por él al Banco Santander en junio de 2014) porque los costes de rehabilitación son muy altos. Es decir, que Wanda pierde en ambos casos, tanto si rehabilita con altos costes como si no hace nada y es pera a venderlo.

En este punto el ayuntamiento de Madrid debe clarificar que habría sido recomendable por Wanda haber consultado previamente a la Comisión Local de Patrimonio Histórico.

Pero la pregunta que ya están haciendo muchos inversores inmobiliarios extranjeros es si la rehabilitación hubiese sido viable con otro partido político gobernando el ayuntamiento de Madrid.

De haber sido posible, se está transmitiendo la idea de que el urbanismo español depende del color del ayuntamiento. Esta idea es muy perjudicial porque causa gran inseguridad para el inversor. Las reglas deben ser claras para cualquier inversor y la oposición debe ser leal, sin que sea lícito transmitir la idea equivocada de que no es que la rehabilitación sea ilegal, sino que se trata de un capricho del nuevo ayuntamiento.

La Comisión Local de Patrimonio Histórico (en la que también participa el Ayuntamiento) rechazó en octubre de 2015 la petición de derribar el edificio España y reconstruirlo "con los mismos materiales, formas y dimensiones". La comisión consideró que Wanda no había acreditado que fuese imposible mantener las fachadas protegidas durante el proceso de rehabilitación, y obligó a conservarlas intactas. 

Cuando Wanda compró el edificio en julio de 2014 por 265 millones de euros para convertirlo en hotel y centro comercial de lujo, ya estaba protegido con un nivel 3 parcial por su valor histórico-artístico, lo que impedía derruirlo. Pero la Comisión Local de Patrimonio accedió a rebajar su blindaje para favorecer "la puesta en valor de un edificio muy degradado debido a su inactividad". Obligó a preservar "las partes que revisten importancia desde el punto de vista arquitectónico y escultórico", señalando en concreto las fachadas y los alzados laterales.

Pese a ello, en julio del 2015, Wanda envió al Ayuntamiento una consulta especial urbanística solicitando permiso para derribar el edificio, fachadas incluidas, y rehacerlo entero. Según Wanda, "la consolidación de la fachada es inviable en condiciones de seguridad", pero "sí es posible su desmontaje y posterior reconstrucción, preservando su imagen y valor paisajístico". El ayuntamiento rechazó la petición de Wanda aportando dos informes independientes y sosteniendo que "sí se puede" mantener la fachada en la rehabilitación. En concreto, se aportó un informe de los servicios municipales y dos estudios de expertos independientes (Ricardo Aroca y Hugo Corres). 

Wanda se mantuvo en que "todos los informes técnicos realizados por firmas y expertos de reconocido prestigio en el mundo de la ingeniería, la arquitectura y el urbanismo han concluido que las características del edificio y el estado actual de la estructura y las fachadas hacen que mantenerlas mientras se ejecutan los trabajos de rehabilitación suponga un alto riesgo de colapso parcial o total, inasumible en un edificio de estas dimensiones en pleno centro". Y añadía: "Es obligado el desmontaje controlado de las fachadas y su reconstrucción idéntica, tal y como expresamente indican las propias normas urbanísticas".

El dictamen final de la Comisión Local de Patrimonio señaló la obligación de que el proyecto "garantice la seguridad precisa para la rehabilitación", y recuerda "el deber de conservación inherente al derecho de propiedad". "Durante todo el proceso de ejecución deberán adoptarse las oportunas medidas de seguridad, en especial en lo que respecta a las fachadas", concluyó.

LAS CONSECUENCIAS

Al margen de la mala imagen internacional, hay efectos inmediatos, como para el 'project manager' del proyecto de reforma del edificio de Bovis Lend Lease, que ha comunicado a las empresas subcontratadas que el proyecto no seguía adelante. 

Los mismo para la dirección facultativa, ya que el proyecto era de Norman Foster y su socio local, Lamela, que a su vez cooperaba con otros arquitectos.

Incluso la ingeniería Valladares, responsable de las estructuras e instalaciones del proyecto.

De las fachadas y la acústica del inmueble se encargaba la consultora internacional de ingeniería Arup; de la iluminación, el estudio especializado Artec 3.

Del interiorismo, GCA y de los elementos audiovisuales, Ruybesa.

Las demoliciones se iban a realizar por Detecsa. 
 


 
 
 
 
 

 

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