La necesidad
de renovación de las fachadas atendiendo en base a criterios energéticos
y estéticos pasa por la instalación de un sistema de aislamiento
térmico por el exterior.
En obra nueva,
los soportes deberán presentar una superficie plana (fábrica
cerámica, hormigón o mortero de enfoscado) sin irregularidades
significativas o desniveles superiores a 1 cm bajo una regla de 2m, con
la resistencia adecuada para soportar el revestimiento y que haya transcurrido
el tiempo de curado necesario desde el final de su ejecución para
que reúna las condiciones de estabilidad adecuadas (p.e. 1 mes en
el caso de soportes de material cerámico y 2 meses en el caso de
bloques de hormigón o arcilla aligerados).
En el caso
de tener un mortero de enfoscado u hormigón, comprobar previamente
la limpieza y consistencia de la superficie. Los soportes deberán
ser normalmente absorbentes, consistentes y exentos de polvo o desencofrantes.
En obras de
rehabilitación, los soportes deberán ser comprobados desde
el punto de vista de su consistencia, envejecimiento y fisuración,
debiendo ser retiradas las zonas que no tengan buenas condiciones y reparándolas
posteriormente. También deberán ser eliminados todos los
restos de suciedad y contaminación existentes en la superficie,
como puedan ser acumulaciones de suciedad o proliferaciones de microorganismos
(hongos o moho), mediante la aplicación de un agente desinfectante
(p.e. lejía) y el lavado posterior con agua limpia a presión
(que será necesaria para garantizar la eliminación de los
restos de suciedad y agente de limpieza).
El sistema
se puede arrancar por encima del nivel de suelo, o bien dar continuidad
al sistema de aislamiento térmico de las paredes enterradas, manteniendo
el espesor de las placas aislantes o bien continuando con un espesor superior.
El perfil de
arranque deberá posicionarse por lo menos 15 – 20 cm del suelo,
para que el sistema de aislamiento no entre en contacto directo con el
suelo. El perfil deberá ser colocado en posición horizontal,
utilizando para su fijación tornillos de zinc y tacos adecuados
al soporte, con una distancia de fijación entre ellos inferior a
30 cm, y colocando una fijación a menos de 5 cm en los extremos.
En las uniones entre perfiles deberá existir un espacio de 2 – 3
mm para permitir su dilatación.
La zona donde
se colocará el perfil de arranque se debe encontrar perfectamente
regularizada para que éste asiente perfectamente contra el soporte,
se puede utilizar, por ejemplo, un mortero regularizador e impermeabilizante.
La placa aislante
del SATE puede ser apoyada en la placa aislante del sistema de aislamiento
enterrado (realizado, por ejemplo, con poliestireno extruido XPS) si tiene
la misma medida, a partir de una cota por lo menos 20 cm por encima del
nivel del suelo; si el espesor de la placa aislante fuese superior
al de la placa de la zona enterrada, se deberá colocar un perfil
de arranque creando una junta de separación por lo menos de 5 mm
con la placa del sistema enterrado, sellando con material elástico
e impermeable.
Las placas
aislantes serán adheridas al soporte con el mortero polimérico
de altas prestaciones aplicado en el reverso de las placas.
Sobre soportes
planos, el mortero de adhesión se puede aplicar en toda la superficie
de la placa, con una llana dentada (de dientes de 9-10 mm). Pudiendo ser
necesario aplicar también mortero en el soporte, en caso que exista
en éste alguna irregularidad que dificulte el contacto perfecto
con la placa (comprobar la planimetría de las placas y que el mortero
de adhesión de la placa está en contacto con el soporte en
la totalidad de la superficie).
Las placas
de pueden adherir mediante cordón perimetral de unos 5 cm de ancho
y unos 3 cm de espesor, y tres pegotes centrales, asegurando siempre una
adhesión mínima del 40% de la superficie de la placa.
Las placas
deben ser colocadas en posición horizontal en filas sucesivas, de
abajo a arriba, a rompe-juntas en relación con la hilera anterior,
excepto la primera que apoya sobre el perfil de arranque. Del mismo modo
en las esquinas, los extremos de las placas deberán ser alternados,
para mejorar el trabamiento del sistema.
Las placas
serán colocadas inmediatamente después de la aplicación
del adhesivo, y se colocarán en su posición final, presionando
contra el soporte con la ayuda de una llana con el objetivo que el mortero
de adhesión se extienda, y la superficie de contacto sea el 100%;
ajustando los bordes y planimetría a las placas adyacentes de modo
que no haya holguras entre placas y eliminando los restos de material existentes
en los bordes.
La verticalidad
y la planimetría de cada placa deberán ser permanentemente
comprobadas, mediante el uso de una regla de 2 metros y el nivel correspondiente.
La planimetría de la placa colocada se debe ajustar a las de las
placas contiguas dejando una superficie plana, sin desniveles en los bordes
de placas superiores a 2 – 3 mm. En caso contrario, estas irregularidades
serán eliminadas por alisamiento (p.e. con llana de púas
o una lija de grano grande), y eliminar los residuos resultantes.
Las placas
en las esquinas de huecos deberán estar colocadas de tal manera
que se evite el alineamiento de los bordes de la placa con el plano horizontal
o vertical del hueco, realizando los cantos mediante la colocación
de una placa cortada en forma de “L” envolviendo todo el canto. Este detalle
contribuirá a disminuir la tendencia a la formación de fisuras
en este punto singular.
Los alféizares
de ventanas deberán contar con una pendiente hacia el exterior de
10º como mínimo, para asegurar la evacuación del agua,
deberán contar con un voladizo en el plano horizontal de unos 3
ó 4 cm con remate goterón que sobresalga del plano del cerramiento
de la fachada, y la existencia en los extremos laterales de una ranura,
pequeño canalón, etc., que impida al agua escurrir por el
lateral, conduciendo el agua hacia la parte frontal.
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