Las grandes
constructoras han salido al exterior, pero esta es una solución
demasiado cara para las pequeñas y medianas empresas que no han
podido integrarse en plataformas de mayor tamaño.
Para aumentar
la productividad, el sector debe mejorar en el proceso de reducción
de riesgos, ajustes de plazos y costes, es decir, adaptarse a la nueva
tecnología como generador de valor. Por ejemplo, en pocos años
la arquitectura se ha adaptado internacionalmente al BIM (Building information
Modelling) y VDC (Virtual Desing and Construction) como generadoras del
cambio y de la “reinvención” del sector.
El sector de
la construcción sigue paralizado por falta de financiación,
ya sea estatal para obra pública, o privada para compra de vivienda.
En el residencial,
el stock inmobiliario (mantenido artificialmente por la banca para venderlo
a precios superiores a los que requiere la demanda) está retrasando
el despegue de la obra nueva. Si no venden rápido el problema se
agravará con las próximas subidas de tipos en los créditos
bancarios. De hecho, las subidas afectarán a los compradores actuales
con tipos de interés muy bajos.
Cuando los
bancos asuman que parte del stock es invendible y la economía se
recupere, habrá que contar con un sector de la construcción
que pueda ofrecer producto a la carta, de rápida ejecución
y garantizado por nuevas técnicas constructoras y mejor calidad
de los productos de la edificación.
No habrá
un sector de la construcción generador de multitud de puestos de
trabajo, sino un sector muy tecnificado que requerirá de grandes
promociones para poder ser rentable gracias al mayor tamaño de las
promociones.
Muchas de estas
promociones serán de alquiler y los únicos dispuestos a soportar
al menos dos años para rentabilizar una promoción inmobiliaria
de alquiler serán las SOCIMI.
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