12
de marzo de 2015
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EL COSTE
REAL DEL SOTERRAMIENTO FERROVIARIO DE ALICANTE
Convertir
conocimiento en valor añadido:
Guía práctica inmoley.com del urbanismo de la Comunidad Valenciana.
El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias del Ministerio de Fomento
(Adif) ha actuado con rigor y profesionalidad al reconocer públicamente
que los costes de urbanización del plan aprobado por el Ayuntamiento
para ordenar los terrenos liberados con el soterramiento de las vías
resultan «excesivamente bajos» comparados con otras grandes
urbanizaciones como el Parque Central de Valencia o Madrid Río.
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Avant estima
en 40 millones de euros los costes de urbanizar los 468.406 metros cuadrados
de terreno, en los que se prevé un parque central. En ellos se incluyen
tres obras singulares: la demolición del Puente Rojo (300.000 euros),
su sustitución por un paso inferior en la Gran Vía (6,9 millones)
así como el encauzamiento del barranco de San Blas (8 millones de
euros). Descontando el presupuesto de estas obras singulares, así
como los gastos de gestión y el IVA, desde Adif calculan que las
ratios de urbanización no superan los 30 euros por metro cuadrado.
Un importe que considera «excesivamente bajo en comparación
con los habituales en urbanizaciones similares». Al respecto, alude
a los mismos parámetros (Precio de Ejecución Material) del
Parque Central de Valencia, que cifra en 120 euros por metro cuadrado,
o la actuación de Madrid Río, con 200 euros por metro cuadrado.
El ente administrador
de infraestructuras ferroviarias, Adif, no está de acuerdo con los
cálculos realizados por la sociedad Avant acerca del coste que tendrá
la urbanización de los terrenos liberados con el soterramiento de
las vías del tren para convertirlos en el parque central de Alicante.
Considera que serán muy superiores a lo establecido en la memoria
económica.
En el informe
que emitió acerca del plan especial aprobado el lunes de forma provisional
por el Ayuntamiento, Adif explica que se han calculado unos costes totales
de urbanización de 40,3 millones de euros, de los cuales 32 serían
el precio de ejecución por contrata y el resto gastos añadidos.
De este presupuesto
de ejecución, casi la mitad, 15,2 millones, se van solo en la ejecución
de lo que Adif llama «obras singulares», que son el paso inferior
de la Gran Vía (6,9 millones), la demolición del Puente Rojo
(300.000 euros) y el encauzamiento del barranco de San Blas (8 millones).
Los ratios
de urbanización del plan especial, si se descuentan del presupuesto
estas obras singulares, no superan los 30 euros por metro cuadrado. Un
coste que Adif considera «excesivamente bajo, en comparación
con los habituales en urbanizaciones similares».
Y pone incluso
algunos ejemplos para demostrarlo. «El coste del parque central de
Valencia, que se trata de una actuación equivalente a ésta,
es superior a 120 euros por metro cuadrado», señala el ente
ferroviario. Esto es, cuatro veces más de lo previsto para la actuación
en Alicante.
«La actuación
de Madrid Río, a la que este plan especial menciona como ejemplo
a emular, ha ascendido a más de 200 euros por metro cuadrado»,
añade. Una cantidad más de seis veces superior a la establecida
en la memoria económica del plan.
Si se aplican
a Alicante los ratios de urbanización a los que Adif hace referencia
en los casos de Valencia y Madrid, se obtienen unos costes de urbanización
convencionales de 56,2 y 93,6 millones, a los que habría que sumar
los 12,2 millones de las obras singulares y los demás gastos.
En total, se
obtienen unos costes entre los 105 y los 162 millones frente a los 40 millones
previstos por Avant, esto es, entre 2,5 y cuatro veces más de lo
previsto.
Fondos que
se pretenden obtener gracias a las plusvalías obtenidas con los
terrenos en los que se levantarán las viviendas y el resto de edificaciones
privadas, como la gran torre de 30 plantas junto a la Estación.
Los técnicos
del Ayuntamiento de Alicante, en un informe emitido en marzo de 2014, cuando
Avant presentó el proyecto, ya advertían de que «hay
una aparente contradicción entre las calidades de urbanización
contenidas en las normas urbanísticas y las cantidades estimadas
en la memoria de sostenibilidad económica». Y es que en las
normas urbanísticas se exigen, entre otras cosas, que las luminarias
cuenten con un sistema de control y gestión que permita variar la
intensidad, que se habilite una red de recogida de aguas pluviales para
regar zonas verdes, o que se utilicen bases permeables y pavimentos de
acabado poroso y filtrante, tanto en zonas peatonales como rodadas.
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