El objetivo
de esta regulación es evitar los conflictos de intereses detectados
tanto en el boom inmobiliario como en la crisis posterior. Unos, los que
se dan cuando un mismo grupo tasa un activo y concede luego la financiación
necesaria para comprarlo. Otros, los que aparecen si quien decide el valor
de un inmueble a la hora de descontarlo de la deuda hipotecaria contraída
con un banco es una filial de dicha entidad. Dos escenarios que ya no se
repetirán.
La facturación
del sector tasador en 2014 creció con respecto a la del ejercicio
anterior, por primera vez desde 2006. En concreto, la actividad de las
tasadoras protagonizó un incremento del 10%, hasta sumar una facturación
de 203,9 millones de euros en el año para el conjunto de las firmas
asociadas a la Asociación Española de Análisis de
Valor (AEV), la patronal que agrupa al 90% de tasadoras del país.
BNP vendió
Tasaciones Hipotecarias a la consultora inmobiliaria John Lang Lasalle;
Unicaja traspasó Tasaciones Andaluzas a la firma Tecnitasa y Banco
Santander reconvirtió Sivasa.
Bankia vendió
Tasamadrid al fondo Advent International, que ya lideraba el mercado tras
haber adquirido Tinsa, la tasadora que compartían la CECA y 35 cajas
de ahorros.
CaixaBank vendió
su filial Valoraciones y Tasaciones Hipotecarias (VTH) a Gecopinsa Tasaciones
y Tasaciones y Consultoría de Caja Navarra al grupo Catsa.
Kutxabank vendió
Servicios Vascos de Tasaciones a Tecnitasa.
Banco Sabadell
dio de baja a Tasaciones de Bienes Mediterráneo (Tamibed) tras adquirir
la CAM.
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