30 de enero
de 2015
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EL RETO DE LA ARQUITECTURA Y
EL URBANISMO ANTE LAS MEGACIUDADES
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Un artículo publicado por el periódico The Guardian analiza
el fenómeno del urbanismo en las megaciudades. El Delta del Río
Perla de China supera a Tokio como megaciudad más grande del mundo.
Se espera que varios cientos de millones de personas se trasladen a las
ciudades en el este de Asia en los próximos 20 años, de acuerdo
con un informe del Banco Mundial.
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El Delta del Río Perla de
China ha superado a Tokio para convertirse en zona urbana más grande
del mundo en tamaño y población, según un informe
del Banco Mundial. La megaciudad - que cubre una parte significativa del
corazón manufacturero de China e incluye las ciudades de Shenzhen,
Guangzhou, Foshan y Dongguan - es ahora el hogar de más personas
que los países de Canadá, Argentina o Australia.
La urbanización que se llevó
a cabo durante un período de varias décadas en Europa y América
del Norte está pasando en pocos años en el Este de Asia,
que ya contiene ocho megaciudades (con poblaciones superiores a los 10
millones de personas) y 123 ciudades con entre uno y 10 millones de personas.
El rápido crecimiento de
Asia Oriental a menudo conduce a la fusión de varias ciudades en
áreas urbanas individuales, con efectos de arrastre de límites
originales en las administraciones vecinas. El área urbana de Yakarta,
en Indonesia, por ejemplo, es el hogar de más de 23 millones de
personas en un área de 1.600 kilómetros cuadrados - y que
abarca 12 áreas administrativas diferentes - que fragmentan fuentes
de gestión de gobierno y de ingresos. Cerca de 350 zonas urbanas
de derrame de Asia Oriental sobre los límites administrativos locales,
según el informe, y en 135 de estas zonas urbanas, no es competente
solo cubre ni la mitad del área urbana total.
Aunque el crecimiento de las zonas
urbanas ofrece oportunidades para que los ciudadanos más pobres,
la expansión urbana no planificada también puede exacerbar
la desigualdad: grandes ciudades sin vivienda asequible o transporte público.
Si bien esta transformación
está en marcha, todavía hay una oportunidad para establecer
el curso del urbanismo en una senda más sostenible y equitativa.
En unas pocas décadas, esta ventana de oportunidad se cerrará
y las generaciones futuras tendrán que hacer frente a las consecuencias
de cómo se urbaniza hoy.
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