7 de enero
de 2014
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URBANISMO.
AVANCE DEL PGOU DE MADRID
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Guía práctica inmoley.com del planeamiento urbanístico
y tipología del suelo. Avance del Plan General de Ordenación
Urbana de Madrid (PGOU)
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urbanismo.
En una década, entre 2010
y 2020, se habrán ofertado en el municipio de Madrid alrededor de
275.000 viviendas, tanto pisos de nueva construcción como inmuebles
de segunda mano que ahora permanecen vacíos y que presumiblemente
saldrán al mercado. Sin embargo, en el conjunto de esos 10 años
apenas se formarán 147.000 hogares nuevos en la ciudad, según
los informes inmobiliarios y demográficos con los que trabaja el
Ayuntamiento de la capital.
Así, en el Palacio de Cibeles
consideran que los desarrollos urbanísticos pendientes (particularmente
los situados al sureste de la localidad) «deberían programarse
en sintonía con la demanda real y la previsión de crecimiento
de la población», tanto en la propia capital como en la región,
para tratar de reducir un potencial excedente de alrededor de 128.000 unidades.
Las cifras
El avance del Plan General de Ordenación
Urbana de Madrid (PGOU), que se encuentra en fase de consulta, recoge la
estimación de que en el horizonte de 2020 podrían estar a
la venta 41.869 viviendas nuevas edificadas en seis PAU:Los Cerros (4.175),
El Cañaveral (13.446), Los Ahijones (3.132), Los Berrocales (4.505),
Valdecarros (13.371) y Arroyo Fresno (3.240).
Aunque en dos de ellos ni siquiera
se han iniciado aún las obras de urbanización, la previsión
oficial es que, una vez superados los obstáculos judiciales en el
municipio el pasado verano, estos nuevos barrios podrán recibir
a sus colonizadores en un plazo máximo de seis años.
A la oferta de los desarrollos del
sureste habría que sumar las 34.000 casas que se prevé se
construirán en ámbitos en los que ya están colocadas
las aceras e instaladas las alcantarillas. Sería el caso, por ejemplo,
de Valdebebas, que en 2013 ya recibió a la primera de las 12.500
familias que vivirán allí cuando esté completamente
terminado.
Y, por último, está
el dato de los 400.000 pisos vacíos que se calcula que hay en estos
momentos en Madrid. «Considerando que una parte de las viviendas
no ocupadas es estructural y es muy difícil que se alquilen o se
vendan, en las circunstancias actuales, se podría estimar que con
medidas efectivas por parte de las tres administraciones se podría
conseguir poner en el mercado al menos la mitad de éstas, en torno
a 200.000», tal y como apuntan en el Área de Urbanismo.
En números redondos, sumando
todas estas previsiones, entre 2010 y 2020 se habrán ofertado más
de 275.000 casas. En cambio, según las Proyecciones de Población
para la década elaboradas por el Instituto Nacional de Estadística,
la ciudad sólo necesitará 147.350 nuevos hogares. Así
que sobrarían del mapa inmobiliario madrileño unos 128.000
inmuebles.
Caída en la construcción
Durante la era dorada del ladrillo,
el Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid llegó a autorizar la
construcción de hasta 78.793 viviendas en la región en un
único año. En contraste, la cifra de visados en 2012 fue
de poco más de 8.000 y de 6.238 en los tres primeros trimestres
del año pasado.
El diagnóstico de la ciudad
incluido en el avance del PGOU pronostica que los seis desarrollos del
sureste previsiblemente experimentarán un fuerte impulso de aquí
a 2020. De momento, sin embargo, en el único de ellos en el que
han empezado a levantarse edificios es en El Cañaveral, que cuenta
con 2.669 viviendas construidas de las casi 14.000 previstas.
El PAU más ambicioso de todos
ellos es el de Valdecarros, donde se proyectaron en su día 48.000
casas. El objetivo sobre el papel para cuando se termine la primera fase
del proyecto a finales de esta década es más modesto, de
13.371 inmuebles.
Flexibilización
Al margen de los retrasos por cuestiones
judiciales (todos los nuevos desarrollos han estado paralizados durante
casi un año), el lastre de la crisis financiera propició
que en 2011 se rubricara el Acuerdo Marco para Viabilizar y Agilizar la
Gestión de los Ámbitos de Suelo Urbanizable Programado en
la Estrategia de Desarrollo del Este.
En él se contempla la posibilidad
de «ejecutar la urbanización mediante etapas, tratando de
hacer más asumibles las obligaciones económicas de los promotores,
adecuando la ejecución del planeamiento a la evolución de
la demanda de vivienda y procurando acercar el proceso a un crecimiento
más sostenible y racional de la ciudad».
En este intento por flexibilizar
la edificación en los nuevos barrios de Madrid, las autoridades
municipales se han comprometido a estudiar las propuestas de las empresas
que quieran «adecuar el tamaño y la posición»
de los pisos en fase de ejecución, aunque siempre se hará
«primando el interés público».
EN DETALLE
En 1997, el Ayuntamiento de la capital
decidió revisar el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)
para dar vía libre a una ciudad cuya expansión avanzaba a
marchas forzadas. Quince años después y tras una crisis económica
que frenó de forma abrupta dicha expansión, el consistorio
se enfrenta ahora a nuevas formas de urbanismo que permitan aprovechar
los desarrollos planeados en la época de las vacas gordas. El objetivo
es facilitar a los nuevos barrios del sureste –Los Ahijones, Los Berrocales
y Valdecarros–, que avanzan a pasos muy lentos, un crecimiento más
rápido. Primero se les ofreció intercambiar parcelas con
El Cañaveral, que se encuentra mucho más avanzado, y ahora
proponen concentrar las manzanas para que su construcción sea «low
cost».
El pasado mes de agosto, el Ayuntamiento
y la Comunidad de Madrid modificaron el PGOU del 97 puesto que una sentencia
del Tribunal Supremo había paralizado los desarrollos de la ciudad
debido a un error en la desprotección de ciertos terrenos. Tras
solucionar este problema, los PAU quedaron ya conformados para que las
Juntas de Compensación continúen con sus trámites
para avanzar en la urbanización. Sin embargo, desde el Área
de Urbanismo creen que se puede dar un «empujón» a los
desarrollos más lentos de forma que beneficie tanto a los propietarios
como al consistorio. «Creemos que sería conveniente darles
una vuelta para que haya menos consumo de suelo y, por lo tanto, más
ahorro», explica Beatriz Lobón, coordinadora general de Urbanismo.
Calles más pequeñas
El truco para lograr esto sería
«concentrar» las parcelas, es decir, en lugar de hacer grandes
avenidas de seis u ocho carriles como ocurre en Sanchinarro o Las Tablas,
«juntar» las manzanas en calles más pequeñas
para que se construyan unas pegadas a las otras. De este modo, la Junta
de Compensación tendría que invertir menos dinero en la urbanización
y los propietarios tendrían más liquidez para levantar sus
casas. Al mismo tiempo, el Ayuntamiento de Madrid ahorraría en los
servicios públicos puesto que habría menos espacio que cubrir.
«Es una forma más sostenible de construir», añade
Lobón, que recuerda que ya acordaron levantar los barrios por fases
para que la construcción sea ordenada y más eficaz.
Sin embargo, puesto que está
aprobado el actual planeamiento de estos barrios, aunque sólo tienen
un pequeño porcentaje urbanizado, sería necesario el acuerdo
del 100% de los propietarios para concentrar las parcelas. «Se trata
de una propuesta que no convendrá a todos, pero estamos dispuestos
a escuchar sus alternativas para poder impulsar los desarrollos»,
detalla la coordinadora de Urbanismo. Por ello, a partir de febrero, cuando
terminen los encuentros con los ciudadanos, empresas y asociaciones que
han hecho sugerencias al avance de la revisión del nuevo PGOU, mantendrán
reuniones con las Asambleas de Propietarios y las Juntas de Compensación
de cada uno de los PAU para encontrar una postura común para cada
uno de los casos.
De momento, en Valdecarros consideraron
la propuesta innecesaria, puesto que están contentos con los plazos
de avance del barrio. «Nuestra previsión es continuar tal
y como está actualmente, porque creemos que es un desarrollo viable,
así que no tenemos previsto cambiar nada en el corto o medio plazo»,
explicó Mauricio Fernández, de la Junta de Compensación,
que reconoce que sería posible consensuar pequeñas modificaciones
para lograr pequeños ahorros en la inversión inicial en el
mantenimiento, aunque en Valdecarros no considera que sea necesario. Para
ellos, lo más importante es que el consistorio agilice los trámites
necesarios para avanzar en cada una de las fases de urbanización
y construcción.
No al efecto Sanchinarro
En cambio, en Los Ahijones creen
que la propuesta municipal es lo suficientemente interesante como para
sentarse y estudiarla. «Tenemos casi 6 hectáreas para urbanizar
y si se concentrase la edificación, sólo se construiría
en 3 de ellas. Lo que hay que estudiar es qué se haría con
el terreno sobrante», señalan desde la Junta de Compensación.
Una alternativa a esas hectáreas que quedarían sin desarrollar
sería hacer un parque forestal, al estilo de Valdebebas, que sería
fácil de mantener para el Ayuntamiento y que tendría aprovechamientos
lúdicos y deportivos para los vecinos del nuevo barrio. «Los
Ahijones ya está concebido como un barrio de paseo, con bajos comerciales
en todos los edificios y la concentración permitiría intensificar
esa forma de hacer ciudad», cuentan. De este modo se evitaría
el llamado «efecto Sanchinarro», manzanas separadas por calles
inmensas en las que no hay vida de barrio.
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