11 de diciembre
de
2013
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URBANISMO.
EL DESTINO DEL SUELO DE AGUA AMARGA DE KELME EN ELCHE
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Guía práctica inmoley.com del director de suelo y del urbanismo
de la C. Valenciana. El destino del suelo de Agua Amarga de Kelme en Elche
Herramienta práctica
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urbanismo.
Mientras los actuales gestores de
la compañía tratan de salvar los muebles con recortes de
personal, las entidades financieras y el Consell aún siguen pagando
las consecuencias del anterior plan de viabilidad de Kelme, que en 2008
permitió salvar a la empresa gracias al suelo que ésta poseía
en el saladar de Agua Amarga, en Alicante. La sociedad que asumió
estos terrenos, y en la que se dio una participación a Bancaja,
la CAM y el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) a cambio de cancelar
los créditos que tenía pendientes la firma zapatera, acaba
de entrar en concurso de acreedores, lo que muy probablemente impedirá
a estas instituciones recuperar ni un sólo euro de los más
de 35 millones que han gastado en el proyecto.
Por su parte, los 1,8 millones de
metros cuadrados de suelo rústico acabarán previsiblemente
en manos de Meleuz S.L., una firma perteneciente a la familias del abogado
ilicitano José Sempere y del empresario y exconcesionario de Reebok,
Francisco Borja, que fue precisamente la única que en su día
rechazó la propuesta de intercambiar deuda por una participación
en la nueva sociedad. Desde entonces, Desarrollos Urbanísticos Aguamarga
arrastraba una deuda de más de ocho millones de euros con esta mercantil,
que ha resultado imposible de pagar ante la peculiaridad de estos terrenos
que los hacen casi imposibles de vender en el mercado normal.
Fue la propia Generalitat, –que
entonces tutelaba a Kelme ante las dificultades por las que atravesaba–
la que diseñó el plan para reflotar la empresa, que consistía
en que las entonces cajas de ahorros de la Comunidad y el IVF perdonaran
a la compañía sus deudas a cambio de obtener una participación
en la nueva sociedad a la que se traspasó la propiedad del suelo
de Agua Amarga: más de 1,8 millones de metros en los que nunca se
iba a poder construir al encontrarse en un terreno catalogado como rústico
y que el Ayuntamiento de Alicante quería proteger. De hecho, su
único valor real radicaba en que el consistorio entonces presidido
por Luis Díaz Alperi estaba dispuesto a compensar a los propietarios
con otros terrenos en zonas de uso residencial o industrial de la ciudad
a cambio de su cesión al municipio. Se llegó a firmar incluso
un convenio pero el problema es que para poder ejecutarlo debía
aprobarse el nuevo Plan General de Ordenación Urbana de la ciudad,
que a día de hoy sigue atascado en su tramitación y sin visos
de ser autorizado.
Para vencer las reticencias de las
entidades, en el acuerdo se incluyó también una cláusula
que obligaba al IVF a comprar la participación de CAM y Bancaja
en el caso de que éstas no vieran claro el negocio y optaran por
abandonar. Tras la quiebra de ambas, sus sucesoras –Sabadell y Bankia,
respectivamente– trataron de activar esta cláusula sin ningún
éxito ya que su aplicación hubiera obligado al Consell a
abonar cerca de 10 millones a la entidad catalana y alrededor de 20 al
banco presidido por José Ignacio Goirigolzarri en un momento en
que la Generalitat tiene problemas hasta para pagar sus gastos más
básicos, por lo que se optó por dilatar el proceso.
Sin embargo, desde la Conselleria
de Hacienda aseguraron ayer oficialmente que el motivo de su negativa es
la prohibición por parte del Gobierno central de que las autonomías
creen nuevas empresas públicas, condición que hubiera adquirido
Desarrollos Urbanísticos Aguamarga si el IVF hubiera asumido las
participaciones de las entidades, al superar el 50% del accionariado. Ahora,
aseguran, todo está en manos de «lo que decida el juzgado»
aunque reconocen que difícilmente se podrá pagar ninguna
compensación a las entidades, que también lo tienen muy complicado
para cobrar algo en el concurso de acreedores ya que los accionistas son
los últimos en ser satisfechos.
Además, en la situación
actual del mercado es muy probable que el valor de los terrenos de Agua
Amarga ni siquiera alcance para cancelar los ocho millones de deuda de
Meleuz, que corresponden a las opciones de compra que los propietarios
originales de Kelme, los Quiles, les vendieron en su momento.
En el caso del Sabadell, las pérdidas
estarían cubiertas por la EPA concedida a la entidad para absorber
la CAM. Por su parte, el IVF deberá asumir un deterioro de seis
millones mientras que Bankia perderá 20 millones. Este diario trató
de conocer ayer la valoración de esta última entidad sin
obtener respuesta.
CLAVES
Lo que iba a ser la operación
de salvamento del siglo ha terminado en quiebra para los rescatadores.
Desarrollos Urbanísticos Aguamarga, la empresa propiedad de SabadellCAM,
Bankia y el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) que se quedó
los terrenos de Kelme en la zona de Aguamarga (Alicante) para salvar a
la firma de calzado deportiva de la bancarrota, ha presentado concurso
de acreedores (antigua suspensión de pagos). El proceso lo lleva
el juzgado de lo Mercantil número 3 de Alicante con sede en Elche,
según publicó este lunes el BOE.
La crisis del sector inmobiliario
y la paralización del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU)
de Alicante han impedido el desarrollo de los solares, adquiridos por los
bancos y el IVF a Kelme en 2007 a cambio de perdonarle sus deudas.
Ello, unido a la imposibilidad del
IVF para recomprar a SabadellCAM y Bankia su parte de los terrenos (tal
y como se comprometió la Generalitat con los dos entidades financieras),
y a la incapacidad de la empresa para pagar a sus acreedores, han empujado
a los accionistas de Desarrollos Urbanísticos Aguamarga a solicitar
el proceso concursal de forma voluntaria.
Fuentes conocedoras del proceso
aseguraron este periódico que el destino final de la sociedad es
la liquidación, y que el gran y único activo de la empresa,
las 121 hectáreas de terreno en Aguamarga, servirán para
pagar a los acreedores.
Conclusión: la factura por
el rescate político de Kelme le saldrá muy cara al Consell
y a los bancos.
El principal acreedor de la mercantil
es Meleuz SL, firma del empresario ilicitano Francisco Borja y la familia
Sempere, que tenían opciones de compra sobre los terrenos antes
del rescate de Kelme. Desarrollos Urbanísticos Aguamarga debe a
Borja y a los Sempere unos ocho millones de euros. Se trata de la compensación
que ambas partes tenían que recibir por el traspaso del suelo de
Kelme en Aguamarga a los bancos y el IVF y por renunciar a sus opciones
de compra del suelo. De este dinero, Meleuz (Borja y Sempere) sólo
ha podido ir cobrando los intereses durante los últimos años;
ahora podría quedarse parte del suelo como pago de la millonaria
deuda.
El pacto de socios
La otra clave de este fracaso está
en el acuerdo de socios entre SabadellCAM, Bankia y el Consell. La Generalitat
logró la ayuda de CAM y Bancaja en 2007 para reestructurar la deuda
de 47 millones de Kelme. El IVF también era acreedor de la compañía
de Elche. Los tres acreedores decidieron convertir sus créditos
a Kelme en participaciones en una nueva sociedad (Desarrollos Urbanísticos
Aguamarga), cuyo activo era un suelo calificado como no urbanizable de
1,21 millones de metros cuadrados situados en la zona Aguamarga, próxima
a Ciudad de la Luz. Los bancos y el IVF pasaron a ser los dueños
de ese suelo.
El valor de estos terrenos estaba
en un acuerdo firmado con el Ayuntamiento de Alicante, por el que el consistorio
se quedaba el suelo protegido a cambio de terrenos residenciales e industriales
en otras zonas de la ciudad, con la posibilidad de obtener cuantiosas plusvalías
con su venta.
El desplome del mercado inmobiliario
y la parálisis del Plan General de Alicante frenaron estos planes,
de forma que SabadellCAM y Bankia ejercieron sus opciones de venta del
suelo. En virtud del pacto de socios suscrito con el Consell, éste
estaba obligado a comprar a los bancos sus participaciones en la sociedad
(Bankia acumula el 40%; Sabadell el 19%, el IVF el 13% y el fondo Tirant,
participado por el IVF y los bancos, un 11%). Por tanto, la Generalitat
debía abonar 20 millones a Bankia y otros diez al Sabadell.
Pese a las negociaciones llevadas
a cabo, el IVF no ha abonado un euro después de más de dos
años desde que los bancos ejercieran su opción de venta.
Como no estaba previsto que pagara
el IVF (por falta de liquidez y porque necesita permiso del Consell) y
dadas las inciertas perspectivas sobre el potencial del suelo, los accionistas
han pedido el concurso.
La Generalitat habría perdido
con esta operación de rescate de Kelme unos cinco millones.
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