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15 de octubre
de 2013
NOTICIA ADAPTADA AL SISTEMA
EDUCATIVO inmoley.com
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INMOBILIARIO.
CREAR UNA CARTERA INMOBILIARIA HOTELERA, TRANSFORMARLA Y VENDER
Convertir conocimiento en
valor añadido: Guía
práctica inmoley.com del turismo inmobiliario y gestión hotelera.
Crear una cartera inmobiliaria hotelera, transformarla y vender
Herramienta práctica
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prácticas : Promoción
inmobiliaria
KKH se ha hecho con cuatro edificios
para uso hotelero en el centro de Barcelona. Dos de ellos, en las calles
de Balmes y Provença, están destinados al segmento de bajo
coste, mientras que otro establecimiento, en la calle de Ausiàs
March, tendrá cuatro estrellas. Su primera joya es la antigua sede
de Agrupació Mútua, en la Gran Via, para el cual se trabaja
en el proyecto arquitectónico. “Este está llamado a ser uno
de los cuatro o cinco grandes hoteles de Barcelona, junto al Mandarin Oriental,
el Arts o el W”, asegura Farré. Estas adquisiciones se producen
en pleno boom turístico barcelonés. Según el Gremio
de Hoteles, el año pasado se abrieron 14 nuevos establecimientos
y 1.643 plazas, lo cual eleva el parque de la ciudad a 352 hoteles y 65.100
camas. Sin embargo, la llegada de turistas y las pernoctaciones siguen
creciendo.
La misión de KKH no es crear
una cartera inmobiliaria, sino ir adquiriendo edificios para transformarlos,
crear valor y luego venderlos. “Se trata de crear un producto para el inversor
final”, aclara Farré. En el caso de los hoteles, el grupo inversor
ha adquirido los inmuebles para pedir permisos, elaborar el proyecto arquitectónico,
realizar las obras y buscar un operador que los gestione. Este paquete
es el que vende al comprador final, que está prácticamente
atado desde el principio. “Vemos edificios, los valoramos y los compramos.
Procuramos que estén vacíos, pero si hay inquilinos o, por
ejemplo, locales comerciales, nos encargamos de reubicarlos o indemnizarlos”,
explica Farré. En estos proyectos llave en mano, los inversores
se adaptan a las exigencias del comprador, que incluso puede marcar qué
tipo de operador quiere para el establecimiento.
El grupo inversor ha dado de momento
un buen pellizco al mercado barcelonés, pero ahora tiene el punto
de mira en Madrid. “No nos centramos solo en el segmento hotelero. También
buscamos producto residencial con servicios, como residencias, o bien viviendas
de alta categoría con un estándar internacional, es decir,
edificios con unos servicios y una arquitectura de calidad. Eso es algo
que no es fácil encontrar”, sostiene Farré. Este tipo de
contratos, añade, suelen ser del agrado de los compradores a los
que se dirigen. “Los hoteles, por ejemplo, tienen un operador único
y se basan en contratos a largo plazo, muy profesionales y con pocas incidencias”,
apunta.
La sociedad busca hoteles y residencias
con servicios en Madrid y Barcelona
Los clientes que compran el producto
ya transformado, explica Farré, son, sobre todo, family offices
e inversores institucionales, a los que ofrecen una rentabilidad fija de
entre el 7% y el 7,5%. “Vendemos el inmueble a una sociedad patrimonialista
con una visión a largo plazo. Por ejemplo, firmas que quieren entrar
en España aprovechando los precios actuales”, explica.
El modelo de Farré recuerda
al de Renta Corporación, que estaba especializada en la compra de
inmuebles para darles valor, transformándolos o cambiando su uso
y luego vendiéndolos a un tercero. Farré, sin embargo, aprecia
varias diferencias. “Eran otros tiempos”, dice para empezar. Y eso ya supone
que el sistema que seguía Renta Corporación, hoy sea difícil
de replicar. Durante el boom, la inmobiliaria compraba, realizaba la transformación
y vendía con importantes plusvalías en un tiempo relativamente
corto. “Aquí agotamos todo el ciclo, añadimos valor, pero
llave en mano. Se trata de operaciones a tres bandas: estamos nosotros,
un operador que quiere explotar el inmueble y un inversor patrimonialista
final”, asegura.
Farré define a KHH como un
“club de inversores” que, de momento, está hallando el capital necesario
para sus operaciones en entidades españolas. La clave, asegura,
está en “hacer algo nuevo” y “poner fondos propios”. “Si acudes
a la banca con un proyecto nuevo, capital, y pides un acompañamiento,
hallas respuesta. Eso sí, los precios de los préstamos son
más caros”, afirma.
EN DETALLE
KKH se ha hecho con cuatro edificios
para uso hotelero en el centro de Barcelona. Dos de ellos, en las calles
de Balmes y Provença, están destinados al segmento de bajo
coste, mientras que otro establecimiento, en la calle de Ausiàs
March, tendrá cuatro estrellas. Su primera joya es la antigua sede
de Agrupació Mútua, en la Gran Via.
El grupo inversor, dirigido por
José María Farré, anterior consejero delegado de Renta
Corporación, gestiona hoy una cartera de 100 millones de euros en
España y se propone crecer el año que viene en Madrid, Barcelona
y Lisboa para llegar a los 300 millones.
De momento, KKH se ha hecho con
cuatro edificios para uso hotelero en el centro de Barcelona. Dos de ellos,
en las calles de Balmes y Provença, están destinados al segmento
de bajo coste, mientras que otro establecimiento, en la calle de Ausiàs
March, tendrá cuatro estrellas. Su primera joya es la antigua sede
de Agrupació Mútua, en la Gran Via, para el cual se trabaja
en el proyecto arquitectónico.
Estas adquisiciones se producen
en pleno boom turístico barcelonés. Según el Gremio
de Hoteles, el año pasado se abrieron 14 nuevos establecimientos
y 1.643 plazas, lo cual eleva el parque de la ciudad a 352 hoteles y 65.100
camas. Sin embargo, la llegada de turistas y las pernoctaciones siguen
creciendo.
La misión de KKH no es crear
una cartera inmobiliaria, sino ir adquiriendo edificios para transformarlos,
crear valor y luego venderlos. En el caso de los hoteles, el grupo inversor
ha adquirido los inmuebles para pedir permisos, elaborar el proyecto arquitectónico,
realizar las obras y buscar un operador que los gestione.
El grupo tiene ahora su punto de
mira en Madrid, pero no se centra solo en el segmento hotelero, también
busca producto residencial con servicios, como residencias, o bien
viviendas de alta categoría con un estándar internacional,
es decir, edificios con unos servicios y una arquitectura de calidad.
Los clientes que compran el producto
ya transformado, explica Farré, son, sobre todo, family offices
e inversores institucionales, a los que ofrecen una rentabilidad fija de
entre el 7% y el 7,5%. “Vendemos el inmueble a una sociedad patrimonialista
con una visión a largo plazo.
KHH es un “club de inversores”
que encuentra el capital necesario para sus operaciones en entidades españolas.
El año próximo necesitará músculo financiero
suficiente para gestionar una cartera que podría triplicarse,
hasta los 300 millones de euros.
Frente a los grandes fondos que
compran carteras inmobiliarias voluminosas, hay otros inversores que prefieren
carteras sueltas.
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