11 de julio
de 2012
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Ferrovial vuelve a disputar
la final de un concurso aeroportuario tras la compra de BAA en 2006 y distintas
desinversiones en el negocio. En Puerto Rico se juega la concesión
del aeropuerto de San Juan contra la mexicana Asur.
La mayor operación corporativa
de Ferrovial a lo largo de su historia, la compra de BAA en 2006 por 14.000
millones, está digerida. La empresa que preside Rafael del Pino
vuelve a jugar claramente al ataque en el negocio aeroportuario y disputa
en Puerto Rico la que puede ser su primera concesión en ese campo
desde que se hizo con Heathrow y demás activos británicos
de la citada BAA.
Superado queda el trabajo de años
para embridar la deuda financiera del operador británico y migrarla
a bonos; la venta de las plazas de Gatwick y Edimburgo por requerimiento
del regulador de Competencia; la desinversión en Bristol, Sídney
y Budapest; el traspaso del negocio de las duty free y handling, e incluso
la desconsolidación de la propia BAA, bajando del 50% del capital,
para aligerar el pasivo y pujar por nuevas concesiones.
Ferrovial opta ahora, tras un año
de trabajo en equipo con el fondo australiano Macquarie, a hacerse con
uno de los aeropuertos clave del Caribe, el de San Juan (Puerto Rico).
Una de las pocas concesiones en juego en EE UU.
La agenda del proceso marca este
martes, 10 de julio, para la adjudicación por parte de la Autoridad
para las Alianzas Público-Privadas (AAPP) de Puerto Rico. El aeropuerto
Luis Muñoz Marín de San Juan se entregará al capital
privado por un plazo de hasta 50 años. Con una terminal por estrenar
aún, en los primeros tres años las reformas urgentes están
presupuestadas en unos 90 millones de dólares.
A falta de mayor detalle en los
pliegos, el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) ha valorado la concesión
en unos 1.000 millones de dólares (813 millones de euros). Pero
no hay presupuesto oficial. Lo que ha trascendido es que la adjudicataria
deberá afrontar un canon inicial y posteriores pagos mensuales.
El proceso de concesión lanzado
por la AAPP en julio del año pasado ha ido dejando en el camino
a 10 consorcios aspirantes al contrato. El rival del consorcio formado
por Ferrovial y Macquarie es el tándem de Asur y Highstar. La primera
opera nueve plazas aeroportuarias en el sureste de México, y la
segunda es un fondo de infraestructuras con presencia en London City Airport.
Al margen de este concurso, Ferrovial
ha estado involucrada en la fallida privatización de Barajas y El
Prat, y participó en febrero en el concurso de concesión
de un lote de aeropuertos en Brasil.
Ferrovial opera Heathrow, Stansted,
Glasgow, Aberdeen y Southampton. La que en su día fue una cesta
de aeropuertos diversificada depende de Reino Unido, donde Competencia
exige la desinversión en Stansted.
Puerto Rico ha comprobado en los
últimos 20 años que su aeropuerto ha tocado techo, en poco
más de cuatro millones de pasajeros por ejercicio, y pretende relanzar
la infraestructura con la ayuda del capital privado.
Dependiente de la Autoridad Portuaria,
el Luis Muñoz Marín de San Juan alcanza los 100 millones
de dólares de ingresos anuales (81,3 millones de euros); el ebitda
es de 40 millones de dólares (32,5 millones de euros) y el beneficio
neto ronda los 14 millones (11,4 millones de euros). En el corto plazo
no se esperan grandes cambios en estas cifras a la vista de que las tarifas
estarán congeladas durante cinco años y que posteriormente
se actualizan en función de la inflación.
La instalación cuenta con
dos pistas, una terminal con tres edificios, un hotel de 30 habitaciones
y 4.700 plazas de aparcamiento. American Airlines, Jet Blue, American Eagle
y US Airways son los grandes clientes, mientras Panamá, Miami y
Santo Domingo son los rivales.
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