26 de abril
de 2012
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La redacción del Plan General
de Ordenación Urbana (PGOU) de Santander, del que dependen todos
los proyectos estrella de la ciudad, sufrirá un nuevo retraso que
aplazará, al menos hasta después de junio, la conclusión
de la tramitación. Si la previsión era que el documento provisional
estuviera listo para este jueves, para que el pleno diera luz verde al
texto y comenzar así con el periodo de exposición pública
en primer término y con la aprobación definitiva, en segundo,
otro cambio en la tramitación ha hecho fijar para después
de verano la conclusión del PGOU que deba llevar a la ciudad a una
nueva transformación. El Ayuntamiento deberá incorporar las
nuevas delimitaciones de los espacios y usos del Puerto, que afectan a
las zonas de San Martín, Muelles de Maliaño y Varadero, realizadas
por el Ministerio de Fomento.
La inclusión de estas correcciones
-que es del todo necesaria para reflejar la nueva delimitación de
la zona de servicio del Puerto de Santander en la revisión del PGOU-
conllevará que la aprobación inicial que debía realizarse
en el pleno de este jueves no se produzca hasta después de mayo.
El equipo redactor del planeamiento
está trabajando poco menos que a destajo para introducir la serie
de cambios realizados en la documentación, ya que, de ellos depende
ahora que los trámites puedan seguir su curso. Lo que tampoco será
posible si antes no terminan de adaptarse las observaciones planteadas
por la Comisión Regional de Ordenación del Territorio y Urbanismo
(Crotu).
Las miras, ahora, están puestas
en el mes que viene, cuando se espera que el pleno pueda tener a su disposición
el texto. Una vez los miembros de la Corporación den luz verde al
documento, se procederá a su publicación en el Boletín
Oficial de Cantabria (BOC), iniciándose así el primer período
de información pública, que se prolongará durante
un mes.
Cumplido el plazo, se recogerán
las alegaciones para ser revisadas por los informes técnicos. En
cuanto se resuelvan, el PGOU se volverá a llevar a pleno para remitirlo
después al Gobierno de Cantabria, que será el que termine
de dar la aprobación definitiva por parte de la Comisión
de Urbanismo.
Un 'tejemaneje' burocrático
que parece no tener fin. Y es que, de un tiempo a esta parte, es precisamente
lo que se ha venido repitiendo con plazos de por medio que no llegaron
a cumplirse.
Uno de estos últimos horizontes
lo puso sobre la mesa el consejero de Medio Ambiente, Javier Fernández,
cuya previsión era que para junio -«más o menos»-
se produjera el inicio de la aprobación por parte del Ayuntamiento.
Una vez realizado el primer trámite, daría comienzo el periodo
de información pública que a su vez, desembocaría
en otra aprobación posterior. Después, con las correcciones
de la Consejería añadidas, la finalización de los
trámites no podría demorarse más de «quince
o veinte días». El alcalde, Íñigo de la Serna,
avanzó en su momento que los trámites de las modificaciones
solicitadas por la Comisión Regional de Ordenación del Territorio
y Urbanismo (Crotu) se aprobarían provisionalmente en el pleno de
marzo y que la definitiva sería en junio, una vez que se publicara
en el Boletín Oficial de Cantabria (BOC).
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