7 de marzo
de 2012
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INGENIERÍA DE LA EDIFICACIÓN.
OBTENCIÓN DE ENERGÍA A TRAVÉS DE AGUAS RESIDUALES
Y AGUA SALADA.
Convertir conocimiento en valor
añadido: Obtención
de energía a través de aguas residuales y agua salada.
Herramienta práctica
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de la edificación. EBooks
de Ingeniería
de la edificación.
Aqualia lidera un proyecto europeo
para obtener biocombustibles con la depuración de aguas residuales
Junto a la filial de FCC para la gestión integral del agua participan
empresas investigadoras de Alemania, Reino Unido, Holanda, Austria y Turquía
Con la producción obtenida del cultivo de microalgas en una extensión
de 10 hectáreas se podrá cubrir el consumo anual de una flota
de 400 vehículos El proyecto busca aplicar la investigación
para reducir la dependencia energética, valorizar las aguas residuales
y localizar nuevas fuentes de energía alternativa Aqualia, filial
para la gestión integral del agua de FCC, ha presentado en
Londres el proyecto All-gas que permitirá la obtención de
biocombustibles a partir de la depuración de aguas residuales. Este
proyecto cuenta con un presupuesto de 12 millones de euros y se enmarca
dentro de las iniciativas de I+D+i de la Unión Europea (UE). Bajo
el liderazgo de Aqualia participan otras seis empresas investigadoras de
Alemania, Reino Unido, Holanda, Austria y Turquía. El proyecto All-gas
se enmarca dentro de la apuesta de la UE por la investigación para
la consecución de nuevas fuentes de energías limpias, por
lo que el presupuesto comunitario aportará fondos por valor de más
de 7 millones de euros. Esta financiación refleja el esfuerzo que
Europa dirige hacia la reducción de la dependencia energética
de los combustibles fósiles. El objetivo es que en 2020 un 20% de
la energía producida en Europa provenga de energías renovables.
En la práctica, el proyecto tiene como base el aprovechamiento de
las aguas residuales para el cultivo de microalgas y su posterior conversión
en productos energéticos como el biodiesel. Su desarrollo en cinco
años: una primera fase de dos años dedicada principalmente
a la investigación y una segunda fase, que comprende los otros tres
restantes, para la producción propiamente dicha. La Estación
Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) de El Torno en Chiclana (Cádiz)
acogerá las instalaciones esenciales
En las salinas municipales anexas
se habilitarán, en esta primera fase, dos lagunas, un sistema de
recolección de algas e instalaciones auxiliares. En la segunda,
la planta industrial de 10 hectáreas para el cultivo de algas. Entre
las ventajas e innovaciones del proyecto All-gas están la mejora
de la eficiencia, ya que se trata de un cultivo de rápido crecimiento
como las microalgas, así como la eliminación simultánea
de nutrientes de las aguas residuales y la recolección y procesamiento
de la biomasa para el aceite y otras extracciones químicas. Además,
se trata de la primera vez que se desarrolla un proyecto de estas características
a gran escala (10 hectáreas de cultivo). Se prevé que con
los biocombustibles producidos en esta extensión se pueda cubrir
el consumo anual de una flota de 400 vehículos. Por otro lado, esta
tecnología hace posible la obtención de forma eficiente de
biocombustibles como el biodiesel, el biogás o a la biomasa y sin
necesidad de plantaciones de grandes extensiones de materias primas alimentarias,
con lo que además se evita el consiguiente aumento de precios de
los alimentos. Experiencia en gestión y en I+D+i La elección
de Aqualia para liderar el proyecto All-gas se basa en su amplia experiencia
en la gestión y explotación de Estaciones Depuradoras de
Aguas Residuales (EDAR), ya que gestiona más de 300 instalaciones
de este tipo en todo el mundo. "Estamos convirtiendo en una fuente sostenible
de bioenergía lo que hasta ahora era considerado un mero residuo",
ha explicado en la presentación del proyecto en Londres el
director de Innovación y Tecnología de Aqualia, Frank Rogalla.
En el acto participaron también Denise Green, de Hart Energy, en
representación del Algae Cluster de la Unión Europea, Charles
Banks, investigador de la Universidad de Southampton y presidente del Comité
Científico del proyecto y Miguel Jurado, subdirector general de
Aqualia. El proyecto forma parte de la apuesta de la filial de gestión
de agua de FCC por la I+D+i como uno de los factores clave de su estrategia.
En estos momentos, el programa de Investigación y Desarrollo está
orientado hacia tecnologías sostenibles. Dentro de este programa
se enmarca también el Proyecto "Cenit Vida", dentro del Programa
de Consorcios Estratégicos Nacionales en Investigación Técnica
del CDTI que persigue la valorización integral de microalgas aplicando
tecnologías avanzadas de cultivo, cosechado y transformación.
Actualmente, Aqualia está implicada en cerca de 20 proyectos de
investigación activos, por un montante total superior a los 65 millones
de euros. Además, la empresa trabaja junto con las asociaciones
nacionales e internacionales que promueven la innovación y participa
en las plataformas tecnológicas sobre agua y biomasa (por ejemplo,
Bioplat) con el apoyo del Ministerio de Economía y Competitividad.
Aqualia es la empresa de FCC, uno
de los principales grupos europeos de servicios ciudadanos especializada
en la gestión de todas las actividades relacionadas con el ciclo
integral del agua. Es, además, una de las pocas empresas en el mundo
capaz de ofrecer soluciones para cada uso del agua, ya sea doméstico,
agrícola o industrial. Tercera compañía de agua en
el mundo, gestiona contratos con más de 1.100 municipios y opera
cerca de 200 estaciones de tratamiento de agua potable y más de
300 depuradoras en 17 países, donde da servicio a más de
28 millones de personas.
NOTICIA RELACIONADA
La generación de energía
a partir del gradiente de salinidad entre agua dulce y salada es una alternativa
de producción de electricidad mediante procesos de electrodiálisis
inversa, muy interesante en zonas costeras. Sin embargo, hasta el momento,
había sido imposible de realizar en el interior de los continentes.
Un grupo de ingenieros de la Pennsylvania State University de Estados Unidos
ha conseguido ahora superar esta limitación, mediante el empleo
de una solución de bicarbonato de amonio y la degradación
bacteriana de aguas residuales.
Producir electricidad a partir de
la diferencia de salinidad entre agua dulce y salada era una opción
que hasta el momento estaba únicamente disponible en áreas
cercanas a los océanos. Pero, ahora, un sistema desarrollado por
especialistas de la Pennsylvania State University de Estados Unidos permitirá
producir energía de esta forma en cualquier lugar.
La solución combina dos metodologías
con limitaciones, que al integrarse logran superar sus aspectos negativos.
El esquema incluye células de combustible microbianas, que utilizan
las aguas residuales y bacterias naturales para producir energía,
y el proceso de electrodiálisis inversa, que genera electricidad
directamente del gradiente de salinidad entre agua dulce y salada.
Según Bruce E. Logan, profesor
de Ingeniería Ambiental de Pennsylvania State University y director
del proyecto de investigación, la combinación de ambas tecnologías
permite superar las limitaciones que posee cada una de ellas por separado,
en especial la necesidad de cercanía a las zonas costeras, en el
caso de la electrodiálisis inversa.
El trabajo ha sido difundido en
una nota de prensa de la Pennsylvania State University, y además
se desarrolló en un artículo publicado este primero de marzo
en la revista especializada Science Express. La nueva tecnología
se ha denominado "microbial reverse-electrodialysis cell (MRC)", o célula
microbiana de electrodiálisis inversa. La investigación ha
recibido el apoyo de la King Abdullah University of Science and Technology.
El nuevo proceso
Las pilas que funcionan mediante
electrodiálisis inversa extraen energía de la diferencia
iónica entre el agua dulce y el agua salada. Desafortunadamente,
la utilización exclusiva de pilas de este tipo para producir electricidad
es compleja y poco eficiente, debido a que se requiere un gran número
de unidades y se necesita contar con agua salada.
Pero utilizando bacterias que se
encuentran en las aguas residuales, que consumen material orgánico
y producen una corriente eléctrica, se reduce el número de
pilas necesarias y aumenta la producción de electricidad a través
de las bacterias. Anteriormente, ya se habían realizado experiencias
con células microbianas de electrodiálisis inversa, pero
empleando agua salada.
Sin embargo, este enfoque requiere
complejos procesos de limpieza y el tratamiento del agua a utilizar, además
de restringir la operación a las zonas costeras. Entretanto, los
residuos de alimentos, desechos domésticos y de animales contienen
en forma potencial alrededor de 17 gigavatios de energía solamente
en Estados Unidos. Cabe recordar que un reactor nuclear produce normalmente
un gigavatio.
Buscando eliminar la dependencia
del agua de mar, los investigadores utilizaron bicarbonato de amonio, una
solución salina poco común, que funciona de manera similar
al agua de mar en el proceso de electrodiálisis inversa microbiana
celular, pero que a la vez no requiere de los cuidados y la limpieza de
ésta última.
Resultados concretos
El bicarbonato de amonio se extrae
fácilmente del agua a una temperatura por encima de los 110 grados
Fahrenheit. El amoníaco y el dióxido de carbono que componen
esta solución son extraídos de la misma, para luego ser recapturados
y recombinados para su reutilización.
Según los investigadores,
en cualquier lugar donde exista una fuente de calor residual este proceso
puede llevarse a cabo sin mayores inconvenientes. El calor residual representa
entre el 7 y el 17% de la energía consumida en los procesos industriales,
y habitualmente no se aprovecha.
Los ingenieros realizaron pruebas
en torno al proceso de electrodiálisis inversa microbiana celular
empleando bicarbonato de amonio, obtuvieron así importantes resultados.
En principio, se comprobó que la producción inicial de electricidad
fue mayor que la obtenida a través del mismo proceso, pero utilizando
agua de mar.
Logan concluyó que este sistema
puede ser configurado para producir electricidad o hidrógeno, generando
energía limpia y aprovechando el calor residual, haciendo descender
a su vez los niveles de gases de efecto invernadero que se liberan hacia
la atmósfera, sobretodo dióxido de carbono.
Se ha comprobado la producción
de 5,6 vatios por metro cuadrado a través de esta tecnología,
que aún puede seguir optimizándose. Los especialistas también
resaltaron que al no tener que procesar las aguas utilizadas se ahorrarían
alrededor de 60 gigavatios de energía.
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