16 de marzo
de 2012
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INGENIERÍA DE LA EDIFICACIÓN.
FINANCIACIÓN DE INFRAESTRUCTURAS A DEBATE
Convertir conocimiento en valor
añadido: Libro inmoley.com
de financiación de infraestructuras. Debate sobre nuevas fórmulas
para desatascar proyectos de infraestructuras en España.
Herramienta práctica
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de la edificación. EBooks
de Ingeniería
de la edificación.
Por su interés, recogemos
el artículo de opinión publicado en el periódico Expansión
por Javier García Seijas
Infraestructuras: todo por hacer
El futuro del desarrollo de infraestructuras
y equipamientos en España utilizando financiación privada
está por escribir. Siendo pesimista, la crisis y las medidas de
ajuste podrían imposibilitar el desarrollo de nuevas concesiones.
Por su parte, los financiadores
no se encuentran en el mejor momento ni condición para prestar su
apoyo a los inversores y promotores que se quieran subir a ese barco. Y,
por si fuera poco, los numerosos conflictos en muchas de las concesionarias
existentes son un lastre difícil de olvidar.
Sin embargo, habiendo vivido de
cerca todas estas circunstancias en los últimos años, soy
optimista y, aunque veo los problemas, también intuyo las soluciones.
Éstas no son fáciles y requerirán de una determinación
y valentía importantes para encontrar la vía de implantación
más eficiente y también, cómo no, para afrontar su
coste político.
Los problemas de las concesiones
en apuros (radiales, autovías de primera generación, etc.)
no son responsabilidad exclusiva de una de las partes y, por tanto, la
solución tampoco debería serlo. Aunque existen diversas circunstancias
y casuísticas, con trazo grueso podríamos decir que fueron
vías que se planificaron según unos estudios de viabilidad
desacertados por parte de la Administración, que creyó o
se quiso creer promotora y financiadora; eran otros tiempos. Por supuesto,
factores adicionales como los sobrecostes de expropiaciones, las actuaciones
en vías paralelas, la no continuidad de ejes programados o la propia
crisis han conducido a estas sociedades a una situación difícil,
que apremia resolver.
Las características de los
problemas son distintas en muchos casos, así como la naturaleza
de las concesionarias: unas con deuda sólo con recurso al proyecto
y otras con garantías corporativas de los grupos que las promovieron.
La inefable Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA)
flota en el ambiente en las infinitas reuniones en las que se trata de
buscar soluciones al asunto, como préstamos participativos o cuentas
de compensación. Quizás todas ellas soluciones temporales,
que en algunos casos permiten comprar tiempo a la espera de épocas
mejores… Pero ahí seguimos… Stand Still que diría algún
banco, y también es un término del momentum…
Competencia y déficit público
Toda solución debería
estar delimitada a dos condiciones en estas circunstancias: la de competencia,
que imposibilita fuertes cambios de contrato o renegociaciones sin recurrir
a concurso público y, además, que no compute como déficit
público.
Aunque hay más vías,
hay una solución contundente que aún no he conseguido descartar
por ningún motivo, y, por ello, me parece, aunque atrevida, la más
acertada: la creación de una Empresa Nacional de Autopistas orientada
a mercado (con unos ingresos superiores al 50% de los costes). Ésta
no computaría en el déficit y permitiría al Estado
sanear o reequilibrar dichas autopistas desde dentro, renegociar con los
actores y establecer un marco estable en el sector concesional. Además,
cuando la coyuntura acompañe, se podría sacar al mercado
y con ello hacer caja. Nada nuevo, ya que esto ya ocurrió, pregunten
en Itínere.
Hay otros temas de actualidad, como
el mercado secundario y las transacciones de activos concesionales.
El mercado secundario de infraestructuras
concesionales, siempre que los vendedores se adecuen a los precios de mercado,
tendrá un desarrollo cada vez mayor, motivado por la necesidad de
los grupos promotores de rotar sus activos maduros, ante la falta de financiación
para acometer nuevos proyectos. También por el apetito de los fondos
de infraestructuras en activos sin riesgo de construcción, que se
ha convertido en un asset class ante la incertidumbre de los mercados de
inversión.
En concreto, en España, para
desarrollar nuevas inversiones planificadas y necesarias que completen
el mapa de infraestructuras y equipamientos y permitan la sostenibilidad
y la intermodalidad, hay que buscar nuevas vías de ingresos y, por
tanto, caminar hacia el pago por uso. Una vez más, las fórmulas
son diversas, desde la llamada Euroviñeta hasta la privatización
de activos y servicios, pasando por la implantación del cobro de
peaje a los usuarios de determinadas carreteras, nuevas y/o existentes.
Se me ocurre, pues, que la fórmula
mágica para desarrollar nuevas infraestructuras puede ser aquella
que permita impulsar concesiones financiables y que comprometan en lo mínimo
posible los presupuestos futuros. El esquema de pago por disponibilidad,
con administraciones solventes detrás, es el preferido por los financiadores
que huyen del riesgo de tráfico.
Paralelamente, y para que la administración
concedente no hipoteque sus futuros presupuestos, se puede establecer con
una operadora un contrato de servicios de cobro de peaje cuyos ingresos
sean entregados directamente a la Administración para compensar
la inversión en dicha infraestructura.
Hay otras muchas iniciativas que
permitirían, por un lado, ingresar y, por otro, buscar la eficiencia
en la gestión de los servicios como la aplicación de PPPs
a los múltiples servicios municipales, autonómicos o nacionales:
iluminación, limpieza, aparcamientos, prisiones, sanidad, mantenimiento
de edificios públicos, agua… Incluso el acceso al centro de las
ciudades podría regularse con una tasa, en beneficio de todos. La
real liberalización del transporte ferroviario daría para
escribir un libro.
Es, por tanto, en estos momentos
complicados, cuando debemos ser imaginativos y valientes y buscar nuevos
modelos que permitan seguir desarrollando nuestro país, quizás
con otros parámetros financieros mayoritariamente empleados en el
mundo anglosajón y apoyándonos en las tecnologías
actuales. Todo ello nos permitirá volver a desarrollar nuevos proyectos,
crecer y, a su vez, tener unos presupuestos equilibrados.
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