INGENIERÍA DE LA EDIFICACIÓN.
OBRA PÚBLICA. MADRID.
III FASE DEL MUSEO DE LAS COLECCIONES REALES EN MADRID Convertir conocimiento en valor
añadido: La tercera fase
del proyecto comprende la construcción de la envolvente arquitectónica
del Museo: cubiertas y fachadas, la ejecución de las obras de carpintería
y cerrajería así como la urbanización del entorno.
Claves: críticas al efecto visual de la obra y efecto muy limitado
en la catedral como consecuencia de la profundidad de los pilares.
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de la edificación.
Patrimonio Nacional ha adjudicado
a FCC la tercera fase del nuevo Museo de las Colecciones Reales de Madrid,
por un importe de 25 millones de euros y un plazo de ejecución de
20 meses.
FCC ha llevado a cabo anteriormente
las fases I y II. En la primera, se realizaron las pantallas de contención
y el vaciado del solar, a fin de habilitar el espacio necesario para la
implantación del Museo, con la menor afección al entorno.
La segunda fase de estas obras ha consistido en la ejecución de
la estructura.
La tercera fase del proyecto comprende
la construcción de la envolvente arquitectónica del Museo:
cubiertas y fachadas, la ejecución de las obras de carpintería
y cerrajería así como la urbanización del entorno,
y todo ello, con el máximo respeto, a los más exigentes estándares
ambientales y de calidad exigibles a un equipamiento, llamado a convertirse
en uno de los museos más importantes construido en el siglo XXI.
Proyectado por los arquitectos Emilio
Tuñón y Luis Moreno Mansilla, este impresionante edificio
de 46.000 m2 de superficie, será un auténtico santuario del
arte, que ya hoy comienza a formar parte de la perspectiva de este enclave
privilegiado. En él se exhibirán 155.000 piezas de gran valor
artístico e histórico del Patrimonio Nacional, vinculadas
a la Corona del Reino de España; más de la mitad de ellas,
nunca antes expuestas.
La impresionante colección,
única en su género en el mundo, está compuesta por
innumerables tapices, pinturas, objetos suntuarios, carruajes y enseres.
Solo la colección de pintura está considerada como la segunda
de España, después del Museo del Prado; en definitiva, un
museo que por sus espléndidos contenidos constituye una auténtica
obra de Estado, reclamada por todas las fuerzas políticas desde
tiempos de la II República y que el esfuerzo de Patrimonio Nacional
ha permitido que hoy se esté convirtiendo en una realidad palmaria.
El nuevo centro expositivo reforzará,
así, la oferta expositiva de la capital y se convertirá en
pieza fundamental de un espacio único de Madrid, en el que conviven
elementos fundamentales de su fisonomía, como el Campo del Moro,
los Jardines de Sabatini, el Palacio Real, la Catedral de la Almudena,
el Teatro Real, las Vistillas y conjuntos arquitectónicos como el
Madrid de los Austrias, y San Francisco el Grande.
ANTECEDENTES
El futuro Museo de Colecciones Reales,
la mayor obra civil abierta en estos momentos en el subsuelo de Madrid
a excepción de las del metro, afronta la tercera y última
fase de su construcción. En su seno albergará obras de arte
que abarcarán desde los violines stradivari de las colecciones regias
hasta pinturas, tapices y carruajes suntuarios que hoy no pueden ser exhibidos
en el Palacio Real. El museo tendrá 46.000 metros cuadrados de superficie
edificada en seis plantas bajo la explanada situada entre la Armería
del Palacio Real y la catedral de la Almudena. Con un presupuesto actual
de 130 millones de euros, fue gestado según un proyecto aprobado
durante el mandato del Partido Popular en los años 90 y refrendado
posteriormente por el Gobierno socialista en un Consejo de Ministros que
lo definió como "obra de interés estatal".
Todas las cifras son colosales:
una fachada de 150 metros de longitud y 40 de altura, una de sus plantas
de ocho metros de gálibo para exhibir tapices de gran formato o
dos enormes recintos internos para presentar los vestigios arqueológicos
hallados durante las obras. Primero se ha construido la caja y luego ha
seguido la creación de las enormes estructuras. Su conclusión
se prevé para 2014, según Yago Pico de Coaña, presidente
de Patrimonio Nacional, organismo responsable de su ejecución.Los
arquitectos Emilio Tuñón y Luis Mansilla subrayan la complejidad
de la construcción del futuro Museo de Colecciones Reales, que ha
de atender y coordinar numerosas variables de todo tipo. "Estamos fascinados
y comprometidos por conjugar toda esta complejidad en lo que consideramos
el proyecto de nuestra vida", dicen de consuno. "Hemos tenido que hacer
no sólo de arquitectos sino también, un poco de ingenieros,
por las magnitudes y los retos que afrontamos", añaden, si bien
destacan la ayuda hallada en los cálculos dimensionales concernidos
por parte de los ingenieros consultados.
Una edificación de esta naturaleza,
que tendrá seis plantas, se construye de arriba abajo mediante la
excavación del enorme espacio existente bajo la explanada de la
catedral y del Palacio Real. En el espacio excavado, que se forra con una
gran membrana para que resista los empujes laterales del talud horadado,
se instala una gran caja o cofre de hormigón en forma de L si se
contempla transversalmente, donde la anchura es mayor en la base, unos
60 metros, y de 16 en la parte superior.
La primera tarea ya culminada ha
sido la distribución de más de un centenar y medio de grandes
pilares de hormigón, materialmente hincados en el suelo tras ser
excavado, que cumplen una función estructural para sostener la gran
caja del futuro museo. Luego se ha construido la gran caja, en una segunda
fase y en la tercera, se completará el contenido de este gran cofre
con una propuesta museográfica acorde con la naturaleza suntuaria
de las colecciones a exhibir.
Uno de los aspectos más llamativos
del proyecto, según remarcan los dos arquitectos, es un repertorio
de columnas o pilares que compone exteriormente "una especie de almohadillado
en consonancia con el zócalo pétreo del Palacio Real". Este
frente se construirá sobre todo con granito extremeño y gallego
-"la piedra berroqueña ya no se extrae de las canteras españolas"-,
explican.
"El proyecto contempla asimismo
exigencias museísticas, museográficas, medioambientales,
artísticas, histórico-patrimoniales y arqueológicas,
cuya observancia, a grandes rasgos, ha causado un retraso que estimamos
en un año sobre el calendario inicial previsto", explican Tuñón
y Mansilla. Todo ello dentro de una normativa edificatoria muy estricta.
Primero se pilotó el suelo
de la explanada mediante un procedimiento rotatorio, de manera que se perforaron
y tubularon hasta 150 hitos de 1,20 metros de diámetro y de 45 metros
de longitud, dispuestos contiguamente. Luego, se edificó de arriba
hacia abajo una suerte de membrana, un muro-forro de 30 centímetros
de espesor, con 150 metros de longitud por 30 metros de anchura, sobre
el que se insertan machones perpendiculares al muro que salen hacia la
estructura, más una serie de anclajes de acero protegido por mortero
que penetran en el talud. Todo ello contendrá la enorme presión
que el propio terreno, ataludado en la zona, ejerce lateralmente.
Este sistema, que se asemeja a una
enorme cámara-bufa por su anchura de cuatro metros, sirve asimismo
para desviar las escorrentías de aguas subterráneas. El pilotaje,
ya hormigonado, cuenta en su montera con una viga que engarza los pilotes
como las púas de un peine.
El futuro museo, a resguardo del
muro occidental de la catedral de la Almudena, tendrá un acceso
en rampa a modo de receptáculo con vestíbulo, salón
de actos para 150 personas, auditorio y guardarropía. En una primera
planta hacia abajo albergará entre 80 y 130 tapices de la colección
de los casi 3.000 de que dispone el Palacio Real. Quedarán expuestos
de manera rotatoria en una sala de casi 2.000 metros cuadrados y, por tratarse
de tapices de gran formato, de ocho metros de altura.
En una planta inferior figurarán
distintas colecciones de objetos ornamentales y suntuarios de los 154.000
con los que el palacio ahora cuenta en su inventario. En ésta planta
se expondrá con certeza la colección de violines de Stradivarius
del Palacio Real, la más completa del mundo, así como pinturas,
esculturas, relojes, porcelanas, vajillas, lámparas y otros útiles
decorativos o artísticos, así como fotografías, ya
que el recinto palaciego posee una de las más ricas colecciones
fotográficas de España.
No se descarta que esta segunda
planta exhiba, asimismo, armas procedentes de las copiosas colecciones
de la Armería regia que, junto con las del Museo Imperial de Viena,
son consideradas como las mejores del Viejo Continente, surgidas de los
talleres de maestros centroeuropeos y toledanos líderes de estos
menesteres armeros.
En una tercera planta, situada bajo
la anterior, se exhibirán los carruajes de tiro de principios del
siglo XIX, incluida una caravana real con coches de escolta, así
como trineos, cuya colección, exhibida durante años en un
pabellón especial dentro del Campo del Moro es hoy, junto con la
de la antigua Corona portuguesa, una de las principales de entre las europeas.
Traslado y carga de obras de arte
de gran y medio formato se efectuarán por un acceso de gran envergadura
ubicado a ras de tierra, en paralelo a la cota que en esta zona del Palacio
Real forma el suelo del Campo del Moro, donde unos 60 árboles y
arbustos han sido talados de entre los numerosos plátanos que lo
pueblan.
Bajo la planta de accesos de carga
se ubica una planta más dedicada a estacionamiento de algo menos
de un centenar de vehículos, frente a los 200 inicialmente previstos,
ya que se ha reducido el tamaño de esta estancia, según Juan
Hernández, arquitecto de Patrimonio Nacional.
Dos grandes huecos, de unos 10 metros
de altura por 20 de profundidad, uno de ellos, y el otro algo más
alto y de 30 metros de hondura, jalonarán la piel interior y exterior,
respectivamente, del futuro museo. Ambos grandes huecos corresponden a
los espacios en los cuales quedarán integrados los hallazgos arqueológicos
de más entidad de cuantos se han encontrado durante las excavaciones
previas a la obra. Y ello habida cuenta de que esa zona se ubica en lo
que fuera la almendra central, donde, hasta ahora, se asegura que naciera
la ciudadela de Madrid en torno al siglo IX, si bien hay ya constancia
del descubrimiento de un posible poblamiento carpetano del siglo IX antes
de Cristo sobre este mismo enclave. Tal hecho pondría en entredicho
la certeza de que el poblamiento de la ciudad coincidió con la ocupación
árabo-musulmana de la ciudad.
El hueco superior, que frisa con
la cota del suelo en la explanada de la Almudena, está cubierto
por una losa de unos 500 metros cuadrados de superficie, llena de filamentos
de acero que la contraen para reducir su espesor hasta unos 80 centímetros,
frente a los 1,40 metros con que contaría en enlosado normal. La
losa se soporta sobre pilares de 1,20 metros de diámetro y hasta
12 metros de altura, calzados con neopreno. Ahí permanece un paño
de unos ocho metros de altura y más de 30 de longitud de la muralla
cristiana que cercaba Madrid por esta zona desde el siglo XII. Presenta
aquí una angulación y muestra un cubo de fortificación
de superficie redondeada. La muralla se ve coronada por un paseo de ronda
que, o bien será de acceso abierto para que pueda ser transitada
por el público, o bien quedará encapsulada tras una cristalera
que permitirá verla a distancia. Ésta es otra de las cuestiones
a decidir en los próximos meses
En la otra gran oquedad, situada
justo frente a los cimientos de la catedral de la Almudena, el día
de San Valentín de 2008 fueron hallados restos humanos en un enterramiento
presumiblemente preislámico.
Las líneas generales de la
futura museografía están siendo diseñadas por expertos
nacionales y extranjeros de entre los principales museos del mundo en reuniones
continuas, explica Yago Pico de Coaña, presidente de Patrimonio
Nacional.
"En paralelo a la arquitectura digamos,
material, que preside estas obras, existe otra arquitectura jurídica,
legal y financiera de no menor complejidad, dada la intrincada red de exigencias
que un museo como el de las Colecciones Reales demanda", remarca el responsable
del alto organismo estatal.
Grandes cifras
- Dimensiones colosales. La construcción
del Museo de Colecciones Reales, la obra de mayor envergadura que se realiza
en Madrid en la actualidad, acumula cifras de vértigo: una fachada
de 150 metros de longitud y 40 de altura, un edificio de seis alturas,
plantas de ocho metros de altura para exhibir los tapices.
- Materiales. Se construirá
principalmente con granito extremeño y gallego.
- Objetos expuestos. Una parte importante
del patrimonio real podrá verse en el museo: pinturas, esculturas,
relojes, porcelanas, vajillas, lámparas... También armas
y carruajes de tiro de principios del siglo XIX.
- Hallazgos arqueológicos.
Dos grandes espacios de unos 10 metros de altura por 20 de profundidad
albergarán los hallazgos arqueológicos descubiertos durante
las excavaciones previas a la obra.
- Presupuesto.130 millones de euros,
que se han repartido en tres fases.