20 de febrero
de 2012
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URBANISMO.
URBANISMO CANTABRIA. REHABILITACIÓN EDIFICATORIA EN EL ÁMBITO
DEL PLAN ESPECIAL DE PROTECCIÓN DE EL SARDINERO
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edificatoria en el ámbito del Plan Especial de Protección
de El Sardinero
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Los propietarios de Villa Aragón
han puesto en marcha las obras de rehabilitación del inmueble ubicado
en el número 95 de la Avenida de Reina Victoria, como consecuencia
del expediente de disciplina urbanística iniciado por el Ayuntamiento
de Santander ante el mal estado que presentaba el edificio.
Así lo ha anunciado
el concejal de Infraestructuras, Urbanismo y Vivienda, César Díaz,
quien ha destacado la importancia de estos trabajos para recuperar un palacete
de estilo regionalista-racionalista, construido en la década de
los años 20 del siglo pasado, que presenta unas características
arquitectónicas muy singulares.
Díaz anunció
que las obras de rehabilitación constarán de dos fases. En
una primera, se procederá a la limpieza de la maleza y suciedad
acumulada, así como a la retirada del escombro amontonado en los
forjados, generado todo ello como consecuencia del abandono prolongado
del inmueble.
En este sentido, avanzó
que, posteriormente, se efectuará un chequeo de los muros y de las
cimentaciones, con el objetivo de proceder a la reconstrucción de
la cubierta.
En el exterior del
inmueble, incluido dentro del Plan Especial de Protección de El
Sardinero, la actuación prevista respetará su aspecto original,
manteniendo sus acabados, huecos y geometría, en general.
Asimismo, el edil explicó
que se ha procedido al derribo de un muro de contención de tierras
existente en la parcela, que amenazaba con desprenderse.
Villa Aragón
cuenta con una superficie construida de 906 metros cuadrados, distribuidos
en planta baja, dos alturas y bajocubierta con torre, ubicados en una parcela
de 1.672 metros cuadrados.
Una familia de Zaragoza
fue la primera propietaria del inmueble que, después de la Guerra
Civil, se convirtió en un colegio-internado para niñas y,
en la década de los años 50 pasó a ser propiedad de
la familia Banzo, que residió allí hasta 1974. En los años
80 fue adquirido por sus actuales propietarios.
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